Hacía tiempo que tenía pensado hablar sobre los pésismos cafés que, por lo general, nos sirven en la mayoría de los establecimientos de hostelería y que por causas tecnológicas parece que, en parte, pueden ser paliados sus efectos.

Si hemos sufrido en nuestro estómagos cafés «de puchero», del «mítico» portugués o «aguachirris» anónimos, he de comunicaros que nuestros males han llegado a su fín ya que, aunque de momento el boom se ha producido en el área doméstica, ya se cuentan con máquinas preparadas para el área profesional y así pueda unirse  a lo que denomino «la piedra filosofal cafetera», o lo que es lo mismo «el café por dósis».

¿Quién no desea disfrutar de su «volluto» como George Clooney o de invitar a un «ristretto» a su pareja?.

Se acabó el mal café, puede que nos salga más caro, pero el hostelero se olvidará de tener que comprar una máquina con molinillo incluido o de tenerlo separado, de las pérdidas del café molido cuando se rellenaba el cacillo, del cajón en el que se depositaban los restos unas vez elaborado,…

En fín que son todo ventajas. Bueno, eso en el tema del disfrute del café ya que habría que mejorar algunas vajillas, los tipos de azucar y acompañar, si ese es el gusto del cliente, de una leche o nata con garantías.

El problema será para aquellos hosteleros que basan su «beneficio» en doblar o triplicar el servicio, y claro eso de que el personal se quede a degustar un café «top» puede dar lugar a algunas prácticas conocidas, sobre todo en épocas en las que los establecimientos están completos -léase Ferias y Fiestas, Semana Santa, puentes en las grandes capitales se vacían en beneficio de las provinciales,…- y sigamos escuchando la vieja argucia de «la máquina del café se ha estropeado»…. «¡Qué pasen los señores que están esperando a las mesa 6!

Yo he de confesar que sigo fiel a mi cafetera de cacillo de toda la vida y prefiero hacerme mis cafés, siempre de tueste natural, de tipo arábica o robusta, de Colombia, Costa Rica, Brasil, Jamaica o de Costa de Marfil, Angola o Zaire.

Ah!, y se lo recomiendo, no dejen de acompañar una buena taza de café con un buen chocolate negro ¡para levitar, oiga!.

Fotografía: Nespresso

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