La verdad es que cada día asisto menos a presentaciones masivas de vinos, primero porque no da tiempo a mucho y segundo porque realmente no disfrutas de los vinos que pruebas por distintas y diversas razones. Afortunadamente y gracias a los padres de la patria ya no es posible fumar en eventos de este tipo y los indicadores olfativos relativos a aromas de tabaco rubio o habanos, amén de olores infectos de faria, han desaparecido, pero aún hay puntos que mejorar y por eso me he decidido a marcar unas pautas en el protocolo de todo evento que se tercie relacionado con el vino y que también incluye a los asistentes.
Aspectos a tener en cuenta y que no deben descuidarse:
- Organizar el evento en un lugar que pueda ser climatizado y no soportar temperaturas en la que el vino sí pude ser denominado «caldo».
- Disponer de cavas climatizadas para intentar solventar el punto 1.
- Imprescindible la existencia de escupideras (sí, ya se que para muchos es algo asqueroso, pero las consecuencias de escupir para adentro más de 10 vinos pueden derivar en situaciones lamentables). Tampoco hay que dejar de mano un rápido vaciado y evitar desbordamientos desagradables.
- Que la cristalería sea la adecuada y que exista un servicio rápido de reposición de copas. No está mal el sistema de que te den una copa al inicio, pero que exista la posibilidad de poderla cambiar por otra una vez que llevas demasiados vinos probados y ya no distingues si la capa es alta o es que se ha llegado a la opacidad «residual».
- Sería de agradecer el recomendar al asistente y bodeguero, enólogo, … el uso de jabones neutros antes de la cita (no es la primera vez que en un albariño encuentro aromas de jabón de La Toja y en un rioja notas de Heno de Pravia). El caso del aseo personal es obviamente «personal», pero ha habido veces en que he notado más acentuado el «sudor de yegüa» que en la pelicula «Golfus de Roma» -por cierto la última película del gran Buster Keaton-.
- Ampliación el punto 5: Igualmente recomendar a los asistentes no presentarse al evento con perfumes que enmascaren las notas oflativas del vino, porque me ha pasado el caso de estar con probando un moscatel y recibir notas de geranio, sándalo, clavo o lavanda, y ante mi sorpresa olfatear mi entorno hasta llegar a la persona responsable de la bodega -en este caso el enólogo- y confesar que venía cargadito de Carlolina Herrera for Men.
- Por último, y esto dirigido a los organizadores, recordarles la ley de la física de impenetrabilidad de la materia en la que dos elementos no pueden ocupar el mismo sitio o lo que es lo mismo y traducido: no metamos a mil personas en un espacio para 500.
Por cierto, si se os ocurren más aspectos a tener en cuenta podéis aportarlos para completar el manual de protocolo en eventos vinícolas y hacer nuestra asistencia más disfrutable, amén de facilitárselo a todo tipo de organizaciones que se dedican al tema.
¡Salud y buen vino!
Obligatorio: ¡¡¡¡Agua!!!! En algún momento habrá que echar un trago de agua fresquita… amos, digo yo….
Recomendable: Colines o alguna cosa alimentaria de sabor neutro con la que cambiar los rojos picotas y los ribetes acerados por algo que despiste a las papilas unos segundos…
Saludos,
Jose
Pues tienes más razón que un santo porque el «zumo de nube» parace que está reñido con el «zumo de uva».
Sobre los colines o picos también estoy de acuerdo y es algo que normalmente a las que asisto no falta.
Con estas aportaciones al final publicamos un Protocolo oficial para este tipo de actos ;).
Lo del parfume me parece imprescindible. Prefiero oler el humo del tabaco que estar al lado de una mujer que se ha bañado en una de estas fragancias que producen náusea.
Aquí en España las escupideras son siempre como una ocurrencia tardía. Normalemente es un cubo del hielo encima de la mesa que se llena enseguida. Una buena escupidera grande puesta en medio del pasillo entre las mesas sirve tambien para animar a la gente a quitar la mesa, dejando sitio a los demas. Normalemente, después de comer, la gente suele hablar más y catar menos. Se quedan pegados a la mesa y se olvidan de los que estan allí para catar!
Me parece tambien muy importante la cuestión de la luz. Las lámparas fluorescente dan una luz falsa que no favorecen al vino. Además cansan mucho a los que están catando. Cuando organizaba catas, siempre buscaba un sitio con ventanas grandes.
Desde hace años no hago ninguna cata sin consultar primero el calendario biodinamico. Sé que habrá mucha gente que piensa que lo de la biodinamica es una chorrada, y lo entiendo perfectamente. Sin embargo, llevo 20 años en el mundo del vino (10 como importadora de vino y 10 como bodeguera) entonces he tenido tiempo para comprobar que el vino cambia de un día al otro. Los días de raíz estan muy cerrados, sobretodo en nariz. Los vinos jovens sufren más que los de crianza. Los días de hoja estan duros y amargos. La cata de Peñín fue en día de hoja y se notaba que aquel día los vinos no brillaban.
Podría tambien hablar de catálogos coherentes, bodegueros / enólogos / azafatas que son capaces de atender a más de una persona a la vez, que sean mínimamente informados….. pero ahora me callo!
Gracias Carlota por tu aportación. Tomamos buena nota y así reflejaré tus indicaciones en el texto final del protocolo. Bueno lo del calendario biodinámico lo pondré como opcional ;).
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