La verdad es que hablar de variedades de nicho suena como un poco entre raro y lúgubre, pero nada más lejos de la realidad ya que lo que pretende este post es añadir un granito de arena en el conocimiento de variedades que, generalmente, son como algunos actores de reparto: sin ellos algunas películas no serían grandes y dejarían de ser «míticas», al menos para mí.

En una palabra, son castas que han estado o están a la sombra de otras protagonistas, pero que sin su aporte algunos grandes vinos quedarían un poco cojos restando frescura, añadiendo estructura, aportando complejidad,…

Ya era hora que algunas de estas variedades pudieran salir de esa cierta oscuridad en la que se encontraban y mostrarse como auténticas divas. ¿Qué hay camino por recorre?, pues claro, pero los primeros pasos son prometedores y el buen hacer de algunos viñadores que han apostado por ellas las están haciendo salir del ostracismo.

Los vinos y la cata.

Está claro que no están todos los que son, pero podemos hacernos una idea de los vinos elaborados con estas variedades en su totalidad o como imprescindibles acompañantes en los coupages definitivos. Básicamente son variedades que se encuentran en las dos Castillas, aunque hemos introducido una excepción con el Ponte da Boga, blanco lexítimo, ya que es la misma casta que la albarín y fue referencia durante muchos años en León.

Bueno, espero que esta breve introducción a estas variedades no sólo les haya dejado un buen sabor de boca, sino que haya generado al menos curiosidad por probarlas en estos u otros vinos elaborados con ellas y propiciar el que en cierta medida no sean consideradas como «segundonas».

¡Salud y buen vino!

Spread the love