La verdad es que siempre me ha llamado la atención cuando veía una película de romanos y el sacerdote sacrificaba una vaca para leerle las entrañas, o cuando un chamán leía los huesos que hacía girar en el suelo, o cuando el druida de turno leía los posos dejados en una marmita, y todos con el mismo fín: leer el futuro e influir en las decisiones que iban a tomar sus césares, reyes o jefes. Decisiones que marcarían el rumbo a tomar por la tribu.
Sí, vale, pensaréis que a elbaranda con las fiestas navideñas se le ha ido la pinza después de disfrutar con algún borgoña o cava o champagne o bobal o… ¡Pues no!, sólo establezco una sinonimia entre la influencia de los viejos brujos y los nuevos, y en el mundo del vino, entre los gurús con influencia planetaria (Parker, Martin, Robinson,…) y los druidas de tribu más reducida y local (Peñín, Proensa,…).
En todos los casos, aunque quizá el más llamativo haya sido Parker, sus opiniones y puntuaciones han marcado una clara influencia en el gusto final de los consumidores haciendo derivar sus gustos hacia vinos con unas determinadas características.
El problema viene cuando cambiamos de gurú y las doctrinas del nuevo aprendiz son totalmente opuestas a las indicadas por el maestro. ¿Desconierto, sentimiento de abandono, complejo de Edipo, una faro sin luz?.
En la actualidad la entrada en las redes sociales de comentarios sobre vinos y bodegas desarrolla una disgregación de la influencia y al final lo que acaba funcionando es más un boca a boca, o en todo caso, un copa a copa, porque ¿a quién no le gusta de vez en cuando, no digo jugar a ser Dios, pero sí hacer de aprendiz de brujo?.
Yo diría que estos gurús hacen válido el principio de incertidumbre de Heisenberg: al aplicar ellos su «valoración», modifican la valoración que hacemos los demás sobre estos vinos. Estoy de acuerdo contigo en que las redes sociales, al incidir desde varios puntos de vista con sus opiniones, equilibran el efecto polarizador de estos grandes brujos.
Pero Mario, si tu no eres todavía mayor (!!!!) y ya eres un «gurú».
Te recuerdo quien es el «alma» del «enolobby» charro. Nos organizas lo que quieres, y encima después nos lo resumes en el blog. Eso es lo que hacen los «gurús». Por lo tanto ya eres por lo menos el «gurú» del enolobby charro.
Y nosotros agradecidos y encantados.