Volvíamos a reunirnos los miembros del enolobby charro, como es menester cada mes, en torno a vinos elaborados exclusivamente con garnachas nacionales de la mano de César Ruiz, miembro destacado de La Tintorería Vinoteca y amigo que hizo que fuera una cata muy, muy interesante.
Aparte de la selección de vinos y del director de la cata la reunión fué muy especial al recuperar a dos pesos pesados del grupo que por razones ajenas a su voluntad habían tenido que dejar de asistir a nuestras reuniones mensuales, y el volver a verlos y compartir la experiencia, sensaciones y opiniones fue un grado de satisfacción y alegría.
Además nos reuníamos en el gastrobar Lilicook por primera vez y también estábamos espectantes de cómo nos atendería la «cocina», pero eso lo comentaré al final.
Los vinos.
Como aperitivo a la batería de garnachas que se avecinaba César nos presentó un vino blanco elaborado con uva albariño con un estilo más cercano al Jura que a las Rias Baixas: Xuntanza 2010.
Vino elaborado en fudres de 2º año en el que no se realiza control de temperatura y en el que no se produce velo en flor, pero sí una ligera oxidación, y de la que sólo se elaboran 450 botellas.
Cata:
Muestra un color amarillo ligeramente alimonado, untuoso y con lágrima fina y densa. En nariz notas amieladas, cítricas y con ligeros apuntes tostados, notas minerales (calcáreos), flores blancas y furtos secos. En boca muestra una buena acidez, pelín cálido -hay que servirlo con menos temperatura- y un ligero amargor final.
1.- Algueira Madialeva 2011 de Fernando González. Zona de Doade. 100% garnacha tintorera y 13% vol.
Viñas sobre suelos pizarrosos. Pisado con los pies y encubado en tinos de roble con un 100% de raspón. Crianza de 10 meses en barricas usadas de roble francés.
Cata:
Picota de capa alta y menisco carmesí. Lágrima fina y densa. Vivo, brillante y muy atractivo.
En nariz notas minerales, de fruta roja (muy frutal), y aporte floral. Atractivo y fresco en nariz.
En boca se muestra un pelín secante debido al aporte del raspón, con unos taninos aún marcados, pero mostrando una buena estructura y correcta acidez. Le falta evolucionar en botella aunque apunta muy buenas maneras para ser un gran vino.
2.- Propiedad H. Remondo 2010. Bodegas Álvaro Palacios. Alfaro. Elaborado con «garnacho», tal y como se denomina a la garnacha típica de La Rioja. 14,5% vol.
Viñas de 25 a 90 años sobre suelos ferrosos y cálcios. Fermentación espontánea en tinos de madera con bazuqueos. Maloláctica en barricas y crianza de 14 meses en barricas 50% nuevas y 50% de un vino.
Cata:
Picota de capa baja y lágrima viva. Se muestra cerrado aunque se manifiestan notas de naranja sanguina y apuntes de ligeros verdores que denotan el uso de raspón. Notas calcáreas, ahumados, ligeros lácteos y notas golosas. En boca muestra muy buena acidez y estructura con ligeros apuntes cálidos que hay que tener en cuenta a la hora del servicio.
3.- Cámbrico Calabrés 2008. Bodegas del Cámbrico. Villanueva del Conce (Salamanca).
Variedad casi perdida en la Sierra de Salamanca y que se injertó en cepas de 40 a 60 años. Crianza en barricas de 300 l. de roble francés durante 24 meses.
Cata:
De color picota de capa media con reflejos rubíes.
En nariz es una sinfonía de aromas: pétalos de rosas -no en valde al etiqueta son pétalos-, corteza de naranja, apuntes lácteos y ligeros mentolados. Complejo y rico en matices.
En boca tiene una excelente acidez acompañada por un tanino goloso, de largo recorrido y con una retronasal compleja mostrando una ligera calidez. Tal vez le falta aún más tiempo para pulir la excesiva crianza y dar un vino más redondo.
4.- Les Manyes 2010. Dominik Huber. Torroja. 14% vol.
Viñas de 60 años sobre suelos arcilloso-calcáreas. Elaborado bajo normas biodinámicas en tinos de roble y vinificación con un 100% de su raspón. Crianza durante 24 meses en fudres de roble francés.
Cata:
De color picota de capa media y menisco carmesí.
En nariz es un vino que necesita mucha aireación en el que aparecen inicialmente notas medicinales, punta de golosina de fresa, mentolados y apuntes almizclados.
En boca tiene buena acidez, pelín astringente, con un tanitno frutal y ligeramente cálido.
Tal vez sea el más camaleónico y cambiante a lo largo de la cata que descolocó a propios y extraños.
5.- El Puño 2009. Norrel Robertson. Calatayud.
Elaborado con viñas situadas entre 700-800 metros sobre el nievel del mar y con una edad entre 40-50 años. Crianza de 16 meses en barrica usada de roble francés.
Cata:
Color picota de capa media y lágrima fina y densa.
Nariz con notas de mermelada de fresa, apuntes ahumados y rastros de volátil y fósforo. Evoluciona a lo largo de la cata dando notas de café, carne y torrefactos.
En boca tienen una acidez equilibrada mostrándose cálido, pelín secante y con amargor final. Potente.
6.- Vino de Familia 2011. Raúl Pérez. Cebreros.
Vino elaborado con viñas situadas en orientación N. Suelo granítico. Utilización de un 80% del raspón y maceración hasta el 22 de diciembre. 15%.
Cata:
Color picota de capa media con menisco carmesí. Lágrima fina.
En nariz se encuentran notas de raspón que va dando paso a apuntes de fruta roja. Se muestra cerrado. La boca se muestra golosa, con buena acidez, fresco y largo. Más disfrutable en boca que en nariz.
7.- Bernabeleva Arroyo del Tórtolas 2010. Marc isart. San Martín de Valdeiglesias.
Viñas plantadas con una densidad de 2.200 unidades por Ha sobre un total de 1,25 Ha, con 65 años de edad. Suelos graníticos y muy poco fértiles. Vinificación en tinos de madra con un porcentaje de raspón. Maloláctica realizada en barricas de roble francés de entre 225 l y 600 l. Crianza en barrica siempre superior a 11 meses.
Cata:
Picota de capa baja con menisco rubí. Lágrima fina.
En nariz se nota que le falta más aireación dando paso a lo largo de la cata a notas de fruta roja, apuntes tostados y notas de «sésamo». En boca mantiene una buena acidez, ligeramente secante y con un marcado amargor final. Complejo y complicado.
8.- Casa Castillo El Molar 2011. José María Vicente. Jumilla
Viñas plantadas en 2005 con plantones procedentes de Cerdeña (canonnau). Vinificación con porcentajes altos de raspón en maceración y encubados en tinos de roble usado.
Cata:
Picota de menisco carmesí. Lágrima fina y densa. En nariz notas ligeras de raspón, fruta roja y sutiles mentolados. Boca golosa, fresca, sedosa y largo aunque un poco secante. Excelente RCP.
Al igual que nos sorprendió César con un albriño fuera de toda norma nos presentó como final de cata un vino que realiza un fermentación durante dos años: Pegaso Pizarra 2002. Vino de Telmo Rodríguez elaborado en la zona de Cebreros. Viñas a 1.200 metros de altitud sobre el nivel del mar. Crianza en grandes barricas borgoñonas de 600 l.
Cata:
Vino que se muestra con un color rubí atejado y lágrima fina y lenta. En nariz con notas de lacas que desaparacen dando paso guindas en licor, notas minerales (pizarra) y especias. En boca se muestra poderoso, cálido, goloso, ligeramente licoroso, punto secante y que necesita mantener una temperatura idóndea de servicio para no resultar pesado.
Conclusiones:
Obviemante no están todos los que son, pero son todos los que están y la cata muestra un buen reflejo de las garnachas nacionales a día de hoy. El decir que la garnacha es una uva que no envejece bien o que es fácil de beber y muy comercial denota la gratuidad de algunas afirmaciones ya que no «habla» sólo la variedad, sino también el clima, el suelo y la forma de elaborar el vino.
Desde mi punto de vista y a modo de resumen, Cámbrico calabrés 2008 se desmarca de los demás por una excelente y compleja nariz. Propiedad H. Remondo 2010 muestra un buen conjunto en nariz y en boca aunque fue el que tuvo un declive más acusado a lo largo de la cata. Madialeva 2011 marca por su aporte frutal y su frescura, aunque las notas de raspón pueden ser malentendidas. El Puño 2009 de Norrel tal vez sea el más potente -por algo eligio un puño de etiqueta ;)- y pueda deberse por buscar un gusto más «inglés». Vino de Familia 2011 me gustó mucho en boca en contra de una nariz «constreñida». Les Manyes 2010 fue una decepción, lo siento por sus seguidores, pero lo econtré «raro-raro», no lo entendí y tal vez sea porque no acabo de pillarle el punto a los vinos biodinámicos. Navaherreos Arroyo del Tórtolas 2010 fue el más complicado de la cata; necesitado de más aireación tal vez sea preciso una recata porque tenía buenos «mimbres». Casa Castillo El Molar 2011 es el vino para hacer adeptos al vino en general y a la garnacha en particular: excelente RCP, frutal, fresco en nariz y goloso y muy agradable en boca. Y por último el albariño Xuntanza 2010 me pareció de lo mejorcito que he probado en blancos en los últimos meses; vino con personalidad, alejado de los cánones al uso en las Rias Baixas. Con respecto a Pegaso Barrancos de Pizarra 2002 hubo, como en Las Ventas, división de opiniones entre los que no encontraban una buena evolución en el paso por botella del vino y aquellos -entre los que me encuentro- que encontramos un vino complejo, pero con poderío y aún con aportes de fruta y notas minerales que lo hacen merecedor de una buena «faena».
Como comentaba al principio era la primera vez que nos íbamos a reunir en el gastrobar Lilicook y la verdad es que nos sentimos como en casa con una buena cocina que maridó a la perfección con los vinos y de las que os dejo unas muestras como su Carpaccio de bola de ibérico o su Milhoja de foie con queso mozarella que acompañaron a unas Croquetas de boletus y a una copa de yogur con narjana amarga de postre. ¿Salivando verdad?
A estas alturas y todavía no sé cómo se identifican esas notas almizcladas… ¿Alguna coordenada por favor?
Gracias & saludos,
Jose
José yo lo asocio a notas animales muy marcadas, sobre todo de equinos. No es fácil de explicar, pero sí de recordar. Lamentablemente no he tenido la ocasión de oler directamente al ciervo almizclero, pero en una exposición sobre olores organizada por La Caixa hace años estaba y lo marqué ;).
Entendido… olor a cuadrúpedo 🙂
Saludos,
Jose
Totalmente de acuerdo con Cámbrico!!!! Y el carpaccio de bola que hace David, espectacular!!!!! 😉
Ana, de todas formas merece la pena el descubir las distintas elaboraciones de garnachas que se producen en nuestra «piel de toro» 😉
Interesante cata. Hablas de ellos en el orden de la cata?, porque si es así me sorprende mucho la colocación del Molar después de tanta potencia.
Tengo muchas ganas a los vinos de Terroir al Limit
Jorge el orden de la cata fue por situación geográfica. Yo he seguido el orden que tenía en el dossier de cata ya que no sabíamos qué orden se iba a seguir, pero es fácil de ordenar brújula en mano 😉
Interesantísima cata, gracias en parte a los vinos, pero también a las cualidades didácticas de Cesar. El orden fue decidido por Cesar y fue de Oeste a Este y de Norte a Sur, pero sospecho que sin ser demasiado estricto con la latitud. Curioso el comentario de Jorge sobre la posición del Molar, y puede que eso sea lo que hizo pasar este vino casi desapercibido para mi.
Estoy totalmente de acuerdo con Mario con el podio, pero para mi: Propiedad, Vino de Familia y Calabrés (Cámbrico) sería el orden. Cualquiera de ellos muy bueno, aunque con diferente RCP. Supongo que ya es cuestión de gustos. No me gusto Les Manyes, no lo compraría ni al precio de los otros y vale mínimo 4 veces mas. No sólo fue la potencia, tenía algo mas poco agradable. No creo que haya un «descriptor» biodinámico, simplemente vinos bien hechos o mal hechos y si dejamos que el esoterismo dirija nuestras vinificaciones, pues eso, que la probabilidad de errores es muy grande. Ups!!!! creo que se me ha visto el plumero sobre la biodinámica.
Tampoco me gusto demasiado el Bernabeleva; el Puño, pues eso, un estilo de vino que no es el mío aunque estaba rico. El Madialeva no me emocionó, posiblemente fue un poco infanticidio así que merecería otro intento.
Yo fui uno de los que encontré el Pegaso demasiado evolucionado, lo he bebido en tres o cuatro ocasiones (no se si esta añada) y me ha gustado mucho mas. Era potente, pero se bebía bien; ésta vez me pareció demasiado empalagoso y falto de finura. Alguno, que sabe mucho, opinó que la Garnacha no envejece bien salvo contadísimas excepciones. Podríamos catar los mismos vinos dentro de 10 años?
Conclusión: parece claro que a los charros nos gusta mas la frescura de la Garnacha, claramente representada por el podio. Ahora que opinen los demás.
OLE, OLE, OLE para el Xuntanza, quiero mas Albariños así. También me valen otros blancos.
Cesar (pero no Ruiz)
Yo he probado molar 2011 y 2010 que fué el primera añada en salir al mercado de casa castillo y puedo asegurar que es un buen vino, fresco y floral, con el tiempo irá ganando terreno a otros garnachas más consolidados en el mercado, el tiempo dirá si me equivoco, los vinos de casa castillo son grandes vinos.