Siempre que tengo una botella de las bodegas López de Heredia no puedo por menos que recordar la visita que realicé, hace ya unos años y gracias a una reuinón de foreros de Verema, en la que descubrí una filofofía de elaborar vinos totalmente distinta a la que conocía y que era respetada a través de los años por sus descendientes.
Tuve el placer de tener de guía a Mª José López de Herecia, conocer a gente a la que hoy en día me sigue uniendo una buena amistad y descubir que un blanco de 1964 puede llegar a ser, en mi modesta opinión, sublime.
Hoy he disfrutado con un vino de esta bodega, su Tondonia Reserva 1987, 90% viúra y 10% malvasía. Envejecido en barrica durante 6 años y sometido a 2 trasiegos por año. Clarificado con claras de huevos frescos y con 12% de vol.
Presenta en vista un color amarilo dorado con el menisco oro viejo. Limpio y con lágrima viva. Bonito.
En nariz despliega aromas de fruta amarilla de hueso, cítricos, miel, tabaco rubio, membrillo, ligeros tostados y flores blancas.
En boca mantiene una buena acidez que te hace salivar. Sedoso, con buen recorrido, largo y complejo. Muy disfrutable con esos 12º que hacen que el vino no resulte nada pesado y manteniéndose fresco y vivo gracias a esa buena acidez.
Un vino excelente y aún con mucha vida por delante, mantenido en buenas condiciones de conservación claro. Si lo tienes en la despensa o en el mueble del salón, ¡ya te lo estás bebiendo!.
Cuando le comenté a unos amigos neófitos en esto del vino que habíamos disfrutado con un blanco riojano del 87 su reacción inmediata fue «¿y estaba bueno?, porque con tantos años …». No, no exclamé en alto: «¡qué paciencia nos manda el Señor!», pero hay que reconocer que nos falta ¡tanto camino por recorrer y tanta pedagogía por hacer!
Bueno, no les pido que lo prueben, aunque sí se lo recomiendo, pero si tienen ocasión no dejen de visitar la bodega… y luego me cuentan.
Una lástima y una pérdida irreparable el que se haya abandonado el clasicismo riojano.
Saludos,
Jose
Jose, siempre nos quedará la esperanza de que se recupere esta forma de elaborar blancos en La Rioja.
¡Y tintos! :-/
Jose
Tengo que rebuscar a ver si encuentro algún Bosconia, aunque me da que va a ser que no ;(
Charlando con Antonio Barbadillo Mateos, el autor de la Sacristía AB, me comentaba este verano que por qué llamamos vinos «blancos» a los que no son rosados o tintos. Que por qué llamamos vinos «blancos» a estos con un amarillo dorado viejo, estos vinos de mucha vejez, son vinos amarillos, como los del Jura que tuve ocasión de probar el otro día. Tampoco la manzanilla Sacristía AB es un vino blanco, es un vino del color amarillo de ese Tondonia.
No hay costumbre ni moda que valga para tomar un vino blanco de 1987, con 6 años de crianza, es una rareza. Y es una lástima. Pero debería haber más vinos así…
Saludos.
Guillermo pienso que se denominan blancos porque su elaboración se basa en la utilización de uvas blancas más que por su color final.
Pienso que utilizar la definición de «amarillo» o «ámbar», por poner algunos ejemplos no es muy acertada ya que al fin y al cabo son descriptores, de color, pero descriptores.
Podriamos utilizar los términos blanc de blancs o blanc de noir, pero al fin y al cabo seguimos hablando de las uvas.
Y no puedo estar más de acuerdo con el final de tu comentario: ojalá hubiera más vinos así.
Abrazotes.
A mi me da la impresión que estos vinos se hacían por razones en cierto modo románticas. No creo que nadie pudiera hacer un vino como este con seis años de barrica para generar ingresos. Tenía que haber algo más.
Mucho me temo que esos bodegueros que buscaban conocer hasta donde podían llegar con algunos de sus vinos, ya no existen. Habrá que disfrutar cuando llega a nuestras manos una joya como la que nos describes en esta entrada.
Saludos
Vicente
Vicente, como le comentaba a Jose (http://unvinomas.wordpress.com/2012/08/21/yogur-desnatado-y-chocolate-amargo/) y en lo que estoy de acuerdo contigo, este tipo de vinos está elaborado por y para románticos que en cierta forma añoramos una forma de hacer vino distinta a la actual.
Afortunadamente nos queda LdH 😉
Hola Vicente,
no sólo se hacían, si no que se siguen haciendo. López de Heredia sigue haciendo estos vinos y con la misma filosofía. Una visita a su bodega es viajar en el tiempo y cambia un tanto la forma de ver el vino. Aunque más lo cambia el beberlos 😉
Como te comentaba hace un momento en Un Vino Mas, ahora están comercializando el Gravonia 2002 (¡10 años después de su cosecha!). Así mismo el Tondonia Reserva Blanco 1996, el Tondonia Rosado ¿2001? (y si lo encuentras, porque esa eso otra…). En los tintos van por el mismo hilo; tanto el Bosconia como el Tondonia Tinto más de 10 años de crianza en su bodega, no en nuestras casas y con un estilo absolutamente clásico.
Quizá la última bodega que queda con ese estilo.
Saludos,
Jose
Realmente son vinos que juegan otra liga. Vinos con personalidad, muy disfrutables y que mantienen su filosofía de estilo de vino a pesar de las modas. Vicente, como te comenta Jose, si no lo has hecho ya, la bodega merece una visita.
Abrazotes,
Mario.
No sabes como te agradezco la información. Estaba yo un poco despistado. Muchas veces vivimos muy pendientes de lo que se hace fuera, y no somos capaces de apreciar lo que se produce a nuestro lado.
Ya he visto que en Madrid no es muy difícil encontrar esos vinos. habrá que ir iluminando la ignorancia.
Saludos
Vicente
Bueno, cuando estuve hace un par de años en el Salón de Vinos Naturales de Barcelona, caté un blanco – creo que de Casa Pardet – con 8 0 9 años de barrica…era brutal…y encima «natural», o seo que poderse se puede hacer, otra cosa es que el vino sea más o menos vendible, de perfil comercial, ue sin duda no lo es…
Guillermo, apuntado queda y gracias por la información.
Como comentas, tal vez este tipo de vinos no tengan un perfil comercial, pero enochalados a los que nos gustan y que estamos dispuestos a disfrutar con ellos, ¡haberlos, haylos!
Abrazotes,
Mario.
Me resisto a ceder a que estos sean vinos dificiles en su consumo o su comercialización. Lo que no son es uno más de los millones de hectolitros sin orden y concierto con los que se llenan las botellas. De hecho, cada vez que se los he dado a probar a personas ajenas a este (vaga)mundo enopático, primero se sorprenden, luego se extrañan aun más… y apuran las copas y se acaban las botellas.
Son vinos que han tenido muy mala prensa, por su propia esencia, por ser clásicos. No estaban ‘in’, cuando lo moderno era otro tipo de vinos, con otras hechuras y otros modelos marketinianos.
Se miren por donde se miren, son unos vinazos.
Saludos,
Jose
Jose, lamentablemente y doy fe, el distribuidor de LdH en Salamanca desconocía hace no mucho no sólo que tuviera otro tipo que no fuera el Tondonia, sino el total desconocimiento de Bosconia, Gravonia, … ¡Y si ellos son los que los tienen que distribuir y van a lo fácil…!.
Pero eso es demérito absoluto del distribuidor, no de los vinos y mucho menos de los distribuidores. Si no quiere distribuirlos, santo y bueno, es su negocio, pero debería plantearse sus bases profesionales si desconoce hasta ese punto qué está distribuyendo, ya que de otro modo no sabrá cómo hacerlo.
Es habitual, en cualquier caso, el modelo cervecero para la distribución y ese es otro problema añadido.
Saludos,
Jose
Perdón, corrijo la primera frase: «Pero eso es demérito absoluto del distribuidor, no de los vinos y mucho menos de los consumidores.»
Afortunadamente Jose en la actualidad siempre nos quedará la compra on-line, algo que ha roto por completo el sistema tradicional de ventas en este país. Si a eso unimos la posibilidad de poder adquirir directamente vinos a bodegas, no hay duda de que las nuevas tecnologías han jugado a nuestro favor como consumidores.
Pero eso lo hacemos nosotros, pues somos bebedores y aficionados a este asunto razonablemente especializados o informados, pero los vinos que no son estándar no llegan al público más general si no se alían una serie de casualidades de proporciones cósmicas.
Saludos,
Jose
De acuerdo Jose, pero como en el caso de este tipo de vinos, sobre todo los vinos blancos -y no digamos ya de los generosos andaluces, que esa es otra historia- son grandes desconocidos y generalmente denostados por la gran parte de los consumidores por una simple razón: falta de conocimiento que conlleva básicamente el rechazo hacia unos blancos por los que no entienden que se puedan pagar más por ellos que por un tinto y en segundo lugar el desconocimiento de que son plenamente disfrutables más allá de su año de embotellado.
Largo camino por recorrer querido «Obi Wan Kenobi» 😉
Es curioso como en algunos de los blogs que sigo (incluido el mío), sin ningún tipo de coordinación, de una forma u otra se han tocado temas relacionados con los riojas clásicos. ¿Será que el fin de las vacaciones ha traído viejas añoranzas?
Vicente, la verdad es que sí que ha sido casualidad el hablar de estos vinos al mismo tiempo en distintos foros. No esto seguro de que las vacaciones hayan traído viejas añoranzas aunque estoy más por pensar que estamos volviendo «a los inicios», algo que seguramente no debimos dejar de lado -bueno y he de confesar que nunca los tuve olvidados-.