
No tenía ni idea de la existencia de este tipo de vinos hasta que en un programa del concinero Rick Stein -entrañable y buen comunicador que en casa seguimos a través de una canal de cocina- en el que recorría la gastronomía griega por distinas ciudades, disfrutaba de un vino retsina. La curiosidad me picó y hoy comparto con vosotros las sensaciones de un vino que se elabora desde hace más de 2.000 años cuando el envase y su cierre estaban protagonizados por el ánfora y la resina de los pinos con la clara finalidad de evitar oxidaciones.
En el 2011 en un artículo en www.elmundovino.com sobre «Arístico, la uva blanca de Santorini», Luis Gutiérrez hablaba de los vinos retsina en estos términos:
De hecho lo que viene a la cabeza de la mayoría es un horrible brebaje llamado ‘retsina’ y destinado principalmente a la tortura de turistas incautos, un vino al que se le añade resina de pino que huele y sabe, pues a eso, a resina.
Afortunadamente los tiempos han cambiado y al menos la elaboración que comento del Tetramythos Retsina no tienen nada que ver que las apreciaciones anteriores.
Desde 1999 los hermanos Arístides y Stathis Spanos, junto con el enólogo Panagiotis Papagiannopoulos, elaboran en Ano Diakopto, en la región de Aigialeia, y bajo cultivo ecológico, vinos nacidos de castas como Roditis, Malagousia, Kalavryta y Agiorgitiko en las laderas del Monte Aroania, un lugar entre 400 y 1000 metros de altitud que cuenta con un microclima generado por la brisa marina fría del Golfo de Corinto.
Tetramyghos Retsina en Amphore 2017
Está elaborado con la variedad roditis en ánforas y con un poco de resina del pino conocido como Pinus brutia o Pino de Alepo que sella su apertura.
La uva para este vino procede de un viñedo situado a unos 850 m de altitud en Ano Pythos. Es un viejo viñedo de unos 50 años con suelos de arena, grava y piedra caliza desmenuzada y cultivado sin riego.
El mosto fermentó y maduró durante 6 meses en las ánforas de arcilla. Se embotelló sin filtrar ni clarificar y con una dosis mínima de sulfuroso.
12,5% vol. PVP sobre los 15%. AOP Retsina. Puden encontrarlo en una web, que también tiene tienda físca en Barcelona, por si también les pica la curiosidad.
La Cata
El vino tiene un color amarillo con ligeras irisaciones alimonadas. Limpio y atractivo. En nariz las sensaciones predominantes son las de fruta amarilla (melococtón), cítricas, sutiles florales, apuntes salinos y notas de resina muy en segundo plano, pero que le aportan su «adn».
En boca es fresco, muy agradable de beber, con buen recorrido y acidez y una retronasal marcada por las notas aromáticas.
En definitiva me ha gustado. Esa sensación de resina le da cierto toque «exótico» que me encanta, máxime cuando lo encuentro a la vez equilibrado, fresco y con boca muy elegante.
Estamos en el mes febrero y en la Grecia clásica se celebraban las Antesterias: fiestas en honor a Dioniso y en la que se abrían las ánforas en los que se habían guardado los mostos de las últimas vendimias, así que siguiendo con las buenas constumbres de nuestros antecesores, descorchemos un buen vino en su honor, sea griego o no.
Pónganse cómodos y disfruten. Si tienen a bien comentar lo que consideren oportuno, saben que están en su blog.
¡Salud y buen vino!
Fotos: Bodega, www.portalclasico.com y autor.
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