En nuestra última reunión-cata-debate-clase magistral,… -pónganle ustedes lo que deseen-, del lobby charro tuvimos la oportunidad de disfrurtar con una vertical de los vinos que se elaboran en la zona de la Sierra de Francia-Las Batuecas (dentro del Parque Natural de la Sierra de Francia) por parte de la bodega Viñedos del Cámbrico y teniendo el privilegio de contar con su enólogo, Alberto Martín, para desentrañar las características de unos vinos elaborados con una casta autóctona de la zona, como es la rufete.
Partimos de unos inicios en que el tandem Fernando Maillo y Alberto Martín deciden hacer algo distinto en una zona en la que las elaboraciones de graneles son las predominantes y se fijan en unos terrenos dispersos con unas parcelas dispuestas en bancales y en las que los viñedos tienen entre 80 y 100 años de edad y con unas altitudes que oscilan entre los 800 y los 950 m. Con cepas de rufete en las que la carga frutal apenas sobrepasa el kilo y bajo las que existe la «maldición» de ser excesivamente oxidativas e impropias para la elaboración de vinos con crianza y larga vida, algo que a lo largo de este post vamos a desmitificar.
Estos parámetros le van a permitir «jugar» con distintas evoluciones de maduración dependiendo de la altitud de las parcelas en un terreno básicamente granítico propio del núcleo paleozoico en el que nos encontramos y del que toma el nombre la bodega al ser el primero de los seis periodos o series de la Era Paleozoica y período en el que se produce la primera explosión de vida.
Todo el viñedo propio está acogido a la denominación de agricultura ecológica desde 2004 y en el que apenas existe mecanización debido a la imposibilidad del acceso a los estrechos bancales a los que sólo es posible acceder con animales y pequeña maquinaria.
Las uvas con las que cuentan en Viñedos del Cámbrico son Calabrés -tipo de garnacha-, Tempranillo -que en la Sierra de Francia es conocida como Tinto Aragonés-, Rufete y una uva blanca sin identificar y que bien podría acabar denominándose -si las reglas de la biología lo permiten- como Rufete blanco.
La primera añada que sale al mercado es allá por el año 2002 y, como diferencia con el resto de las añadas, es la única que hace la crianza en roble del Cáucaso. En los inicios se despalillaba a mano y en la actualidad ya se cuenta con una despalilladora y una mesa de selección en la que se separan los raspones, las uvas menos maduras, … Se realiza un ligero prensado y con un OVI se pasan al depósito. La fermentación maloláctica se hace siempre en barrica y no se produce ni filtrado ni clarificado de los vinos.
Una vez hechas las presentaciones creo que lo más conveniente es pasas a disfrutar de cada una de las añadas elaboradas, desde la inical 2002 hasta la última en el mercado, la 2006, puesto que en el 2007 se consideró que las uvas no tenían la suficiente calidad para ir destinadas a Cámbrico.
1.- Cámbrico rufete 2002, el primero de la saga.
Se vendimia el 2 de octubre en lo que se consideró como un añada fresca. Despalillado manual, maceración en frío y fermentación a baja temperatura. Maloláctica en roblde del Cáucaso. Crianza de 14 meses en barricas de 225 l. Producción: 300 botellas.
Cata: Se muestra ce color rubí y capa media-baja cn una lágrima fina y densa. En nariz notas iniciales de reducción que desaparecen en agitación y dan paso a notas de fruta roja, tostados ligeros, apuntes florales, hinojo, hojarasca, naranja sanguina y fondo especiado. En boca muestra buena acidez, apuntes lácteos, frutas en licor y sedoso, con un buen recorrido.
2.- Cámbrico rufete 2003.
Primera añada cálida que hace que se adelante la vendimia al 16 de septiembre. En esta añada la crianza se produce en barricas de roble francés de 225 l., algo que se mantiene hasta hoy. La producción sigue siendo corta, 300 botellas.
Cata: Muestra un color rubí de capa media-baja con lágrimas fina y lenta. En nariz fruta roja compotada y en licor, balsámicos y de menor intensidad que su hermano mayor. Se muestra más intenso en boca con una buena acidez y volumen aunque con un tanino aún con notas secantes.
3.- Cámbrico rufete 2004.
La vendimia se produce el 14 de septiembre, una crianza de 18 meses en barricas de roble frances de 225l. y la producción se eleva a 1.661 botellas.
Cata: Picota de capa media y menisco rubí. Fruta roja en licro, notas de torrefactos, flores, balsámicos. Complejo. En boca excelente acidez, sedoso, fresco y de largo recorrido.
4.- Cámbrico rufete 2005.
También fue una añada cálida y seca. Se vendimió el 2 de septiembre y se hizo la crianza durante 18 meses en barricas de roble francés de 300 l. La producción alcanzó las 2.592 botellas.
Cata: De color rubí, limpio y brillante -borgoñón apuntó alguien-. Con una nariz en la que afloran notas balsámicas, de hojas secas, fruta roja y notas cítricas, apuntes mentolados y de higo seco, notas de sandía, regaliza rojo y regaliz «de palo». En boca mantiene la constante de una buena acidez, la sedosidad y una cierta calidez. De momento es el que más notas frutales aporta.
5.- Cámbrico rufete 2006.
Se elabora en las nuevas instalaciones de la bodega iniciándose la vendimia el 2 de septiembre con una crianza de 21 meses en barricas de roble francés de 300 l. y una producción de 3.780 botellas.
Cata: muestra un color picota con menisco rubí y una lágrima fina. Notas de tostados iniciales, flores azules, fruta roja en licor y apuntes balsámicos. En boca buena acidez cierta calidez en boca y un tanino aún secante. Pide tiempo y guarda en botella para alcanzar su potencial y equilibrio.
6.- «Rufete blanco» 2009.
Tuvimos el placer de catar esta muestra obtenida de unos 500 kg. de uva «sin nombre» y que hemos bautizado como rufete blanco. De los 500 kg. se obtuvieron 60 litros y tuvimos el priviliego de catar uno.
Cata: Amarillo con un ribete dorado y cierta turbidez. En nariz notas de fruta blanca (manzana), levaduras, pan tostado y en agitación punta de lima. En boca muestra buena acidez, untuoso, denso, con un toque de carbónico, ligeramente amargo y con ligeras notas de alcohol. Parece que está fermentado en barrica, pero no. Con el paso del tiempo se va produciendo un cierto desequilibrio.
Conclusiones:
Podemos destacar la gran similitud cromática de todas las añadas y la gran diferencia en el resto de las características. Cada añada es distinta, no se busca la fidelización del consumidor por la homogeneidad de los vinos, sin por la diferencia entre ellas. Estamos ante un estilo, desde mi punto de vista, claramente borgoñón en el que se busca una elaboración sin «retoques», dejando «hablar» al terruño, al entorno, en definitiva a la propia naturaleza.
Son vinos que dan lo mejor de ellos con unos años de evolución en botella. El 2002 nos sorprendió a todos por su desarrollo, su compleja nariz y esa acidez que le dota de frescura, aunque aún mantiene ligeramente las notas de ese roble del Cáucaso en un principio fue tan complicado de ensamblar. La añada 2004 quizá sea la más compleja en matices, la 2005 la más frutal y fresca y la 2006 un bebé con muy buena proyección que habrá que recatar dentro de unos años.
Para terminar Toño, jefe de cocina de La Cocina de Toño, nos preparó unos platos para acompañar a los vinos y disfrutar de un buen maridaje. Así, entre otros, podéis ver la brocheta de pez mantequilla o el solomillo de ibérico acompañado de patatas meneadas. Y después, ¡a levitar!.
Nos leemos en abril con la Vertical de Cámbrico (II): Tempranillos. Vayan reservando sus asientos.
Probé no hace mucho un tempranillo del 2003 y pese a ser una añada muy cálida como comentas, me sorprendió y me gustó.
Tengo pendiente probar el Rufete pero sus precios no ayudan nada, a ver cuando se arregla.
Jorge, la verdad es que la gama de precios en la que se mueven los Cámbricos están en la media-alta. Otra cosa es que cuando se conocen las producciones por cepa, el trabajo de campo -mayoritariamente con tiro animal- y la complejidad de la vendimia al ser pequeñas parcelas dispersas, se valoran de otra forma. ¡Y además mantienen un ecosistema dentro de un Parque Natural!. Al final te digo que una vez sopesados todos estos parámetros la valoración es distinta.
Abrazotes,
Mario.
Mario soy consciente de donde sale ese vino y de todas las dificultades. Y no digo que no valga ese dinero, sino que esos precios ya » mancan», por el precio no por los vinos.
Jorge, a eso no te pongo un «pero», aunque tal vez a la mayoría de los «mortales» les influye más el precio en sí que el valor que conlleva el elaborarlo, y en este caso sigo pensando que nos falta cultura vinícola.
Mario, como siempre buen resumen de la cata. A mi personalmente me gustaron mas los vinos de añadas cálidas (2003 y 2005) ya que su mayor contenido frutal apaciguaba la acidez intrínseca de la uva. Esta acidez llegaba a molestarme en el 2002 pero no en el 2004, mucho mas equilibrado (pecados de juventud enológica supongo). Para gustos, seguiremos tirando de sacacorchos.
Interesantísimo el blanco, se llame la uva rufete o no. A seguir si siguen vinificándolo.
Por cierto, no se si nos falta cultura vinícola o no, lo que nos falta es dinero suficiente para no preocuparnos del precio de los vinos, y creo que a Jorge también.
Cesar
César, ¡maldito caballero es don dinero!, pero bueno siempre se puede repartir el gasto y probar ese tipo de elaboraciones que es lo que hacemos la mayoría de los amantes del buen vino.
Rufete, sinónimo de originalidad y personalidad siempre que el elaborador no olvide que la protagonista es la uva y eso, Alberto, lo cumple con su Cámbrico de una forma muy destacada.
Uva de no mucha capa pero que no da síntomas de cansancio incluído el 02 ya con diez años. Excelente acidez que les da viveza y algunos años más en buena forma.
Muy destacable el concepto añada por lo dicho anteriormente, disfrutamos de cinco excelentes y variadas muestras de esta, casi rareza ,llamada rufete.
Como tuve la suerte de participar en la cata de Sumilleres, coincido con Allberto en que aquella cata estuvo un peldaño por encima ésta y de forma muy destacada el 04. Esperemos que el tempranillo sea al contrario.
Un saludo. Paco.
Muchas gracias a todos por los comentarios.
Como bien dice Paco el 2004 estuvo un poco apagado, le volveré a dar una nueva oportunidad en la vertical de Tempranillo del mes que viene.
También intentaré llevaros alguna sorpresa como la del Rufete Blanco.
Un saludo,
Alberto Martín Baz. Viñas del Cámbrico
Cesar tienes razón, lo que nos falta es dinero para no preocuparnos por Los precios del vino.
Mario, lo de quedar varios y sufragar catas de vinos «altos» es habitual pero aún así no se llega a todo.
Pude probar en la música del vi Los 06 de rufete y tempranillo. Me gustaron, mas el rufete pero son vinos de largo plazo.
No era la mejor forma de catarlos así pero hasta q surja hacerlo bien…
Jorge a ver si te coges a Germán y hacemos otra con sus vinos «actualizados» que ya toca 😉
Por cierto, ¿habeis visto el stand de la «Rufete» en alimentaria? (http://www.salamanca24horas.com/campo/64748-los-vinos-de-la-sierra-de-salamanca-triunfan-en-alimentaria-2012, ved las fotos del final). Tan chulo como los vinos, buen trabajo Alberto (aunque supongo que Mikel también tiene algo que ver).
Ahora ya sólo nos toca promocionar en casa a la Rufete y a la Juan Garcia. El lobby charro lo intenta, pero no lo consigue.Que difícil es ser profeta en tu tierra!!!
Jorge, habla con Mario (él lleva la planilla) a lo mejor te hace un hueco entre los tempranillos.
Cesar