La verdad es que no va siendo mal mes: vacaciones relajadas disfrutando de mi ciudad y de preciosos pueblos como Ciudad Rodrigo, Ledesma o Alba de Tormes, y disfrutanto de vinos de zonas tan distantes y distintas como Champagne y Jerez.
No recuerdo dónde leí o quién me lo comentó que las zonas más complicadas de entender son aquellas que elaboran los mejores vinos, y las enumeraba: Champagne, Jerez y Borgoña. En este caso, y como podéis averiguar por el título de este post, me he quedado en las dos primeras.
Abríamos la primera botella de Champagne Pierre Peters Cuvée Spéciale Les Chetillons 2000 y no digo que llegaramos al éxtasis, pero casi llegamos a levitar. Es uno de mis fijos. Precioso en vista con este color amarillo limpio y un rosario de burbujas vivas y juguetonas que forma una corona sutil, pero elegante. Una nariz en la que las notas cítricas (pomelo), de brioche, sutiles notas de manzana y ligeros mazapanes la hacen realmente embriagadora. Y con una entrada en boca elagante, con excelente acidez, pero bien integrada y largo, deseando que las sensaciones no se acaben. Vale lo que cuesta porque lo que recibes está por encima de ese precio.
Las tornas cambiaron las siguientes semanas y las notas de albarizas predominaron. No es para nadie un secreto que siento verdadera admiración por los vinos del Marco y que siempre echo en falta el reconocimiento para con los enólogos y capataces de las bodegas en los que queda la gran responsabilidad de decidir qué vino para fino, para amontillado, para oloroso o para palo cortado. Bien es cierto que son vinos que aún no están lo reconocidos que deberían de estar en este país y que considero una asignatura pendiente en los consumidores españoles.
Descorchamos tres botellas de la misma bodega y al acual distinta, que realmente es lo que un buen amante del vino reclama, al menos yo, para no caer en la monotonía y en la «globalización» del gusto.
González Byass fue nuestra elección y disfrutamos con su Tío Pepe en rama 2012 y 2013. Distintos, elegantes ambos, pero con más «chicha» el 2013. Complejos ambos en nariz en los que las notas punzantes, salinas, de velo de flor, cítricas o de frutos secos los hacen elegantes, pero el 2013 muestra sus dientes, su intensidad, su potencia, su inmediatez.
Para terminar, y como no hay dos sin tres, cerramos el tercio con el Fino Una Palma: dorado, limpio, precioso. Nariz desplegando potencia e intensidad en el que las notas salinas, de albariza, cítricas y frutos secos la convierten en la reina de la noche. Y una boca prodigiosa de frescura, con un buen ataque y esos toques amargosos que lo hacen adictivo.
Largo como un buen natural del maestro Curro Romero, elegante y ajustada a las papilas como una chicuelina de José Tomás y fresca como una revolera de Morante.
¿Alguien da mas?. Pues eso, que aún queda mes para seguir disfrutando. ¡Salud!
Acabo de caer en la cuenta Mario, por el comentario que has hecho, de que mis tres zonas favoritas son Borgoña, Jerez, y Champagne (seguramente por ese orden). Quizá sea por su complejidad que me absorben totalmente sus vinos, sus lecturas, y su cultura. De estas tres zonas Jerez es la única que comercialmente no ha explotado, o que quizá se ha quedado atrás, al mismo nivel. La pena es que eso es un arma de doble filo, que hace los vinos mas asequibles para nosotros los aficionados, pero a la vez los hace mas frágiles económicamente. Magnifico articulo el tuyo.
Bienvenido José Angel, gracias por tus comentarios y sientete como en tu casa.
La verdad es que debería de apuntar la parte «clásica» de La Rioja como cuarta zona ya que esos vinos, no bien entendidos en la actualidad en estos momentos en los que se busca más fruta y madera que «sensaciones», siguen generando en mí altos grados de satisfacción.
Sobre la «minusvaloración» de los vinos del Marco, pues estoy contigo y con todo sigo sin entender cómo es posible que se consuman tan poco en esta «piel de toro»: ¿no se comprenden?, ¿no se promocionan bien?, ¿encajan mal en el «copeo»?. En fín espero que alguien me lo explique, aunque yo sigo apostando por ellos 😉
Lo dicho, esta es tu casa y no hay problema en que «estires las piernas y las pongas sobre la mesita» caundo lo consideres.
Abrazotes,
Ese champagne del 02 es el champagne que más me ha gustado de todo lo que probé. Lo defino como tiene un poco de todo y mucho de nada, equilibrio y sutilidad, una delicia.
Con respecto a Jeréz tengo mucha curiosidad con esos finos de palmas, mucha y espero probar en breve ese «en rama».
Y en cuanto al simil torero, ahí no nos pondremos de acuerdo, soy abolicionista 😉
Jorge, ¡quítale los años al champagne, anda! ;). Estaba realmente espectacular y como comento, siempre lo considero bien pagado porque lo vale.
Sobre los finos confío en que te «abduzcan» igual que a mí. No te cansas de probarlos porque hay tal gama entre «primus inter pares» que es un disfrute contínuo.
Y sobre el toreo nada puedo añadir, que para gustos los colores. Tal vez no se acaba de entender que sin ellos se produciría la extinción de una especie y de un biotopo como es la dehesa, pero no voy a intentar convertirte, que ya eres mayorcito. En todo caso espero que no seas de los abolicionistas «talibanes» ;).
Abrazotes,
Luego dices de mí pero no lo estás haciendo mal, no. Tanto en esas vacaciones, en ese recorrido, esas localidades, como con los vinos.
Comparto el gusto por las zonas (=vinos) citadas. Y tuve el gusto de compartir con Sibaritastur ese Pierre Peters, estupendo.
Pues ale, a exprimir la semana que queda 🙂
Cheeee, qué yo no estoy aún de «cumpleaños» como otros ;D.
Ya en serio. La verdad es que los vinos han sido realmente una delicia, los viajes por la tierra más por obligación que por devoción, pero siempre se aprovechan 😉
De complicadas de entender nada, que basta con abrir botellas para empezar a entenderlo todo 🙂
Saludos,
Jose
¡Tiene ud. más razón que un santo!. O gusta o no, o disfruta o no. ¡Si es que no hay más! 😉
Abrazotes,