Los vinos de La Casa Maguila.

Los vinos de La Casa Maguila.

Disfrutados los vinos de La Casa Maguila: Cachito Mío 2012 y Angelitos Negros 2012 -falta Quizás que saldrá este 2014- no puedo por menos de preguntarme el por qué de estos nombres  -tal vez lo más fácil sea preguntárselo a Jesús Peña, alma mater de la bodega-, pero déjenme elucubrar y buscar las relaciones entre vino y bolero.

En primer lugar habría que definir al bolero -cubano en este caso- como un baile rítmico y con una melodía diferente al «bolero español», íntima y sensual, algo que también vemos en la filosofía de la bodega al buscar en estos vinos de Toro «la fruta y la acidez de la uva que les da suavidad, sabrosidad y longitud» dejando en un segundo plano los atributos clásicos de la zona como  «volumen, equilibrio y tanicidad que le aportan la estructura» (texto entrecomillado de www.verema.com).

Los boleros en sus inicios se cantaban acompañados por guitarras algo que hizo que su música fuera propia de las cantinas ¡como el vino, oiga!.

Y finalmente, si junto a los dos principios anteriores resaltamos que en sus comienzos el lenguaje de los boleros se desarrolló a partir de los «tríos de guitarra» las influencias recibidas de este estilo musical en Casa Maguila están aún más claras, ya que tres son sus vinos: Cachito Mío, Angelitos Negros y Quizás.

¿Qué les han entrado ganas de disfrutar con unos vinos distintos y con una música íntima y sensual?, pues uds. mismos. Yo de momento les dejo un bolero y les comento los vinos.

LOS VINOS

1.- Angelitos Negros 2012.

Angelitos Negros 2012

Angelitos Negros 2012

100% tinta de Toro. 13,5% vol. Viñas de 10 a 30 años. Suelo 87% arenoso

8 meses en barrica de roble 50% francés y 50% americano.

La cata:

Bonito color picota de capamedia y menisco carmesí. Limpio y brillante. Lágrima fina y densa

Nariz que despliega notas de fruta roja y negra junto con sutiles vainillas a copa parada. En agitación toques balsámicos, fruta madura, toques de torrefacto, chocolate y regaliz.

Boca con buena acidez. Se muestra fresco y con un buen ataque. Taninos sedosos, elegante. Retronasal en la que las nota de fruta se conjugan con el aporte de la crianza de forma armoniosa. Buen recorrido con un toque ligeramente amargoso que no molesta y te «habla» pidiendo más.

2.- Cachito Mío 2012

Cachito Mío 2012

Cachito Mío 2012

100% tinta de Toro. 14% vol.

7 meses en barrica de roble americano en un 80% y 20% francés. Edad de la viña de más de 50 años.

La cata:

Picota de capa media con ribete carmesí. Lágrima fina, densa y tintada. Bonito. Atractivo.

En nariz, a copa parada,  aporte de fruta negra y rota, sutiles tostados y apuntes minerales. En agitación se incrementan las sensaciones frutales y las notas de vainillas y tostadas. Apuntes de torrefactos y cacao, y un toque de yogur de fresa.

Ligeros verdores que no molestan y le dotan de frescura. Apuntes minerales y balsámicos.

En boca muestra un buen ataque y acidez. Gos0so con taninos sedosos aunque más marcados que su «hermano».

Retro en el que las notas de fruta, crianza, minerales y torrefactos se remarcan. Buen recorrido e intensidad. Fresco con un «deje» de ligero amargor final. Rico, aunque he de confesar que disfruté más con los «Angelitos».

¡Qué disfruten y si además se marcan un bolero, pues, como diría mi admirada Celia Cruz :»Assssuuucar»!-pero no me chaptalicen-.

¡Salud y buen vino!

Tempranillos 2004-2005 y algo más. Una cata ciega veraniega.

La verdad es que no hay nada como que un buen amigo toque generala para invitarnos a disfrutar de una cata ciega de tempranillos 2004-2005 en plena canícula veraniega para asistir más que encantados cual llamada del flautista de Hamelin.

Y dicho y hecho. Fuimos enfrentando nuestra vista, olfato y gusto al ejercicio de desentrañar qué vino podía ser, de qué zona, añada y bodega, claro que a lo más que nos acercamos -al menos yo- fue a la zona de algunos y ¡gracias a Dios que la uva ya nos la sabíamos!. ¡No hay mejor cura de humildad para bodegas y catadores que una cata ciega!.

Pero vamos a ir comentando cada uno de los vinos en cuestión y descubriendo las etiquetas  para que no acabéis de comeros las uñas y terminar con los muñones de los dedos ¡qué os conozco!.

Vino nº 1:

Picota de capa media. Lágrima fina y densa. Notas de reducción y volátil. En aireación empieza a desplegar aormas terciarios: cueros, cáscara de naranja, almizcle. Notas de regaliz y minerales. En boca presenta una buena acidez mostrándose fresco, goloso y un pelín secante.

Según va evolucionando la cata muestra una clara disminución de cualidades e intensidad.

Vino nº 2:

Rubí de menisco atejado. Lágarima viva y fina. Capa baja. En nariz notas especiadas con un punto de carne cruda, retama, frutas rojas en licor y cáscara de naranja. Ligeros lácteos, torrefactos y tostados. En boca se muestra fresco, con buena acidez y largo recorrido. Buena estructura, ligeramente licoroso y envolvente.

Vino nº 3:

De color rubí con menisco atejado. Lágrima fina y viva. En nariz notas de yodo, fruta roja en licor, tostados, mentolados y regaliz (pastilla de Juanola). En boca se muestra equilibrado, sedoso, fresco, con buena estructura y envolvente. Largo.

Vino nº 4:

Picota de capa media. Se muestra en nariz un poco cerrado. Aireado nos ofrece aromas lácteos, fruta roja, notas de caramelo, vainillas y balsámicos. Una boca ligeramente astringente y pelín tánica. Buena acidez, goloso.

A lo largo de la cata le cuesta abrirse aunque evoluciona a mejor con notas de torrafactos cacaos y bombón.

Vino nº 5:

Picota de capa media. Lágrima fina. En nariz muestra inicialmente ligeros verdores y tostados. Cerrado. A lo largo de la cata evoluciona dando aromas de fruta roja, punto lácteo, tostados, café y notas de cuero. En boca muestra una buena acidez y pelín secante con notas astringentes. Buena estructura pero le falta aún botella.

Vino nº 6:

Rubí con menisco ligeramente atejado. En nariz notas balsámicas, algo de caucho, tostados. Almizcle y fruta roja licorosa. De corta intensidad olfativa. En boca se muestra secante con esa sensación de piel de castaña.

Vino nº 7:

Picota de capa media. Lágrima fina y viva. Notas de reducción. Necesita aireación. Ligeros apuntes de humedad. A lo largo de la cata evolucionará con notas de fruta negra, tostados y torrefactos. Notas de sobremaduración. En boca muestra una justa acidez, cálido, goloso y pesado.

Los vinos al descubierto.

Vino nº 1: Pesquera Crianza 2004. Bodegas Pesquera. DO Ribera del Duero.

Vino nº 2: Carlos Serres Gran Reserva 2004. Bodegas Carlos Serres. DOC Rioja.

Vino nº 3: Caecus Crianza 2004. Bodega Pago de Larrea. DOC. Rioja.

Vino nº 4: Cenit 2004.  Bodegas Cenit. V.T. Zamora.

Vino nº 5: Sinforiano 2005. 14,9%. Sinforiano Bodegas. DO Cigales.

Vino nº 6: Mesopotamia 2005. 100% Juan García. 13,5%. Bodegas y Viñedos Entre Ríos. DO Arribes.

Vino nº 7: Novellum 2004. Tinta de Toro. Bodegas Rejadorada. DO Toro.

Conclusiones:

Pesonalmente los vinos con los que más disfruté fueron con Carlos Serres GR 2004 -todo un descubrimiento para mí, además de tener una muy buena RCP para los que quieren iniciarse ante un Rioja «clásico»-, Caecus Cr. 2004 y Sinforiano 2004 -aunque como comento, le falta botella, pero muestra buenas hechuras-.

En un segundo grupo estarían Cenit 2004, cuyo exceso de madera y su escasa evolución a lo largo de la cata -al menos hasta que yo me fuí- lo penalizan; Pesquera Cr. 2004 -me defraudó, esperaba más de este vino y más en esa añada-; Mesopotamia 2005 y Novellum 2004 -vino que siempre que lo he probado me ha gustado, pero que esta vez no dió la talla, tal vez por problemas de botella-.

Disfrutamos y como siempre, y quizás más importante, seguimos aprendiendo.

Si junto al disfrute de la cata le añadimos unas lascas de queso de oveja de Monleón, cecina de vacuno, jamón ibérico, una empanada de dátiles con bacon y la buena compañía, no podemos pedirle más a la jornada.

6 Toros 6. Numanthia 1999-2004

Hace unos días despedíamos el calendario de catas del eno-lobby charro, hasta después del verano, con una vertical formada por seis añadas de Numanthia 1999-2004, y la verdad es que había espectación por comprobar cómo habían evolucionado unos vinos que algunos habíamos probado hacía unos años y se encontraban marcados por una madera sin integrar aunque con unas «buenas mimbres» centradas en una excelente acidez y potencia.

¿Ha merecido la pena esperar para descubrir cómo se encuentran los vinos? ¿se ha ensamblado la madera con la fruta? ¿siguen manteniendo una marcada tanicidad?.

Bueno, pues las respuestas las iremos desgranando a lo largo de una cata que podíamos definir como camaleónica ya que lo único que mantenían en común todas las añadas -a excepción del 2001 que salió con corcho- eran un color muy homogéneo con pequeños matices diferenciadores  y una marcada acidez que les hacía pronosticar aún vida por delante. Además algunos de ellos se comportaron como los astados que salen jugetones y sin fijeza, pero que según se desarrolla la lidia se vienen arriba dando lugar a una excelente faena.

Como información común a todos los vinos estamos hablando de viñedos prefiloxéricos de Tinta de Toro situados en Valdefinjas (Zamora), de una media de 70 años de edad, con una extensión de 19,5 Ha. y una altitud media de 700 m. Tipo de poda corta en vaso. Marco de plantación 3 x 3 y con un número de vides por Ha. de 1.100. Vendimia manual y mesa de selección en bodega.

El envejecimiento de todos los vinos se realiza en barrica bordelesa nueva de roble francés, con trasiegos cada 4 meses.

Pero como veo que ya suenan las palmas no quiero dilatar más esta cata y pasamos a desgranar y disfrutar con los comentarios a que dieron lugar estos vinos. Para aquellos que deseen visualizar más pormenorizadamente las fichas de cada vino pongo un enlace al documento facilitado por la bodega.

1.-NUMANTHIA 1999

Elaboración: Maceración con los hollejos durante 28 días con remontados diarios. Fermentación maloláctica en barrica y envejecimiento en barrica durante 19 meses. Embotellado en julio de 2001.

Cata: Color picota de capa media con ligera turbidez. Lágrima fina y densa. En nariz notas inicales de reducción que desaparecen en aireación dando lugar a fruta negra, vainillas, notas de chocolate y regaliz, además de apuntes minerales. Ligeros lácteos y apuntes terrosos. En boca tiene una excelente acidez, largo, envolvente, secante y con una punta alcohólica.

A lo largo de la cata mantendrá las notas de crianza en barrica y practicamente al final vuelven a repuntar las notas balsamicas y de fruta negra madura.

2.- NUMANTHIA.2000.

Elaboración: Maceración con los hollejos durante 29 días con remontados suaves. Envejecimiento en barrica durante 19 meses. Embotellado en junio de 2002.

Cata: Picota de capa media-alta con menisco rubí. Ligera turbidez. Muestra notas de reducción más marcadas que la añada 1999. Se encuentra más cerrado. Una vez aireado despliega notas de cacao, minerales, fruta roja, vainillas, café y marrón glacé. En boca se muestra equilibrado, con muy buena acidez, tánico, de buen recorrido aunque un pelín secante y con un amargor final de cacao. Retrogusto de fruta madura, vainilla, torrefactos y apuntes de carne cruda.

3.- NUMANTHIA 2001.

Se observa una disminución en la producción de 17 Hls. en añadas anteriores a 12,9 Hls.

Elaboración: Maceración con los hollejos durante 30 días. Envejecimiento en barrica durante 20 meses. Embotellado en junio de 2003.

Cata: ¡CORCHO!. Lamentablemente no pudimos disfrutar de este 2001 debido a un problema de contaminación que anulaba todo análisis.

4.- NUMANTHIA 2002.

Producción por Ha. 19 Hls.

Elaboración: Maceración con los hollejos durante 31 día. Embotellado en junio de 2004.

Cata: Mantiene la misma capa que los hermanos anteriores. En nariz sorprende con notas de colonia, frutas aragonesas en licor, vainillas. Punta de volátil, pero sin molestar. Fruta blanca (pera sobremadura), fruta negra madura, naranja sanguina, ligeras notas de acetona, apuntes florales y cítricos. En boca muestra buena acidez y recorrido, pelín astringente.

5.- NUMANTHIA 2003.

Producción por Ha. 20 Hls.

Elaboración: Maceración con los hollejos durante 33 días con remontados suaves. Envejecimiento en barrica durante 18 meses. Embotellado en junio de 2005.

Cata: Mantenemos color picota de capa media-alta con meniscos azulados. Lágrima fina y densa. En nariz notas ahumadas, torrefactos, chocolate, fruta negra, tapende, lácteos, vainillas, regaliza y hojarasca. En boca excelente acidez, envolvente, con buena estructura, pelín secante pero muy disfrutable.

6.- NUMANTHIA 2004.

Producción media por Ha. 21 Hls.

Elaboración: Maceración con los hollejos durante 25 días. Envejecimiento en barrica durante 20 meses. Embotellado en julio 2006.

Cata: Mantiene el color homogéneo de todas las añadas anteriores. En nariz se muestra cerrado a pesar de haber sido decantado una hora antes del servicio. Evoluciona hacia una compleja nariz marcada por notas de fruta negra madura, torrefactos, grafito y regaliz. En boca se muestra secante, con muy buena acidez pero muy bebible, redondo y con un intenso recorrido. Pelín de calor en boca -algo que se ha mantenido en todos los vinos- y una buena estructura.

CONCLUSIÓN:

Quitando el problema de corcho de la añada 2001 coincidimos en definir a la cata como camáleónica por la gran diferencia existente entre cada uno de los vinos catados, comenzando por un 99 muy directo y aromático de inicio que se cierra en madera a lo largo de la cata para volver a resurgir como Ave Fénix practicamente al final. Un 2000 complejo y con buena estructura, muy disfrutable, un 2003 desconcertante por esas notas que aunaban apuntes cítricos, dulces y ácidos a la vez y que algunos definimos como «naranja sanguina», pero que aún así agradó, un 2003 redondo, elegante, con muy buena estructura y futuro y un 2004 que si bien se mostró como el más cerrado de la cata en inicio fue el que a nivel de conjunto demostró ser un vino realmente excelente.

Y como no sólo de vino vive el hombre, Toño, jefe de cocina de La Cocina de Toño, nos preparó unas sorpresas tales como «Pizarra con 3 delicias: setas salteadas, chupito de melón con frambuesa,  y salchicha desestructurada envuelta en bechamel con rosca de Ledesma», «Timbal de verduras (pimiento verde y rojo) confitadas + tomate caché marinado con pasas y salsa Perkins + bonito del norte en aceite con mayonesa y caviar de aceitunas negras (huevos de trucha)» o «Piperrada (salsa riojana) sobre lámina de melón a la plancha, bonito con aceite virgen extra + brotes de lechuga sin germinar» de las que os dejo muestras gráficas.

 

Aunque una imágen vale más que mil palabras, aún no se ha conseguido llegar a disfrutarlas gustativamente, así que espero haber podido transmitiros a través de esta crónica las sensaciones que tuvimos a lo largo de la cata.

Agradecer a Bodegas Numanthia el habernos facilitado dos añadas para completar la vertical que espero podamos volver a repetir puesto que los vinos catados muestran buenas sensaciones de evolución en los próximos años.