En el corazón de Protos

En el corazón de Protos

Alma de Protos

La última vez que desembarqué en Peñafiel fue en tiempos en que se estaba construyendo la nueva mega-bodega de Protos, diseñada por Richard Rogers, y por ello fue una gran alegría el que, junto con un grupo de blogueros, fuera invitado por Álvaro Cerrada –Yalocatoyo, S.L.– para realizar una visita que se desarrollaría bajo el lema -ahora hastag- «#AlmadeProtos».

Protos

Tal vez muchos pensarán que vista una bodega, vistas todas ya que básicamente vienen a contener prácticamente lo mismo:  zona de recepción, depósitos, sala de barricas, embotellado,…, pero algunas se diferencian de las demás porque además tienen alma y ésta es una de ellas.

Adentrándose bajo las entrañas de la loma en la que descansa el castillo de Peñafiel, cual nave varada, se encuentra la vieja bodega nacida en 1927 y que ha ido arañando su interior con una red de galerías horadadas a golpe de sudor a principios del siglo pasado y bajo la potencia de tuneladoras en la parte más moderna a finales del mismo, como bien se diferencia tanto en las paredes como en sus arcos fajones que la sustentan.

Bodega subterránea de Protos 13-12-2014 14-47-43

Paseando por sus más de dos kilómetros de recorrido te acabas sintiendo cual nibelungo en las profundidades de la tierra buscando el gran tesoro custodiado por las ninfas, y en este caso podríamos decir que nuestro gran tesoro sería el vino de Protos conservado en las 3.500 barricas que a los dos lados de las galerías y en la sala de crianza lo custodian y van desarrollando todas las características que le harán ser los buques insignias de la bodega.

Pero la visita no había hecho más que despertar admiración ante el tamaño y las dimensiones de la bodega, puesto que tras el recorrido, y como mandan los cánones y las buenas costumbres, nos esperaba la agradable sorpresa de una cata vertical de su vino más personal: Finca El Grajo Viejo.

Finca el Grajo Viejo.

Elaborado con la uva tempranillo del pago El Grajo Viejo de cepas de más de 70 años y con una producción de poco más de  9.000 botellas, es un vino que sólo sale al mercado en añadas excepcionales.

Corchos. Protos

Mimado y cuidado desde el terruño es vendimiado en cajas de 20 kg. pasando por una mesa de doble selección. Macera con los hollejos y realiza la fermentación en barrica francesa de 500 l. durante 24 días a 28º C. La fermentación maloláctia la lleva a cabo en barricas de roble francés de 225 l y un envejecimiento de 18 meses en roble francés nuevo.

Álvaro nos propuso el juego de realizar una cata ciega con el fín de ordenar las añadas en las que se ha elaborado este vino de pago y catamos las añadas de Finca el Grajo Viejo 2006, 2009, 2010, 2011 y 2012 (¡y acerté!).

Protos

De ellas, sin duda, destacar el primer vino que se elaboró de esa finca y que en sus inicios se denominó Protos Selección 2006. Vino con vida por delante, pero muy disfrutable, con estructura, sedoso, redondo y elegante.

Junto a él Finca El Grajo 2009 muestra aún buen potencial y más nervio. Terruño, mineralidad, fruta y estructura. Largo, envolvente y realmente adictivo. Un buen vino, sin duda.

Los 2010, 2011 y 2012, aún siendo agradables y muy bien elaborados, muestran una necesidad de redondear, conseguir esa sedosidad y elegancia de sus hemanos mayores. Seguramente serán grandes vinos por el potencial, la acidez y la estructura que mantienen junto con un buen aporte frutal que prevalece.

Las combinaciones de Javier Peña.

Chef Peña. Protos

Tras disfrutar con un juego en el que colocar las añadas de Finca el Grajo Viejo, la bodega nos propuso realizar un maridaje de sus vinos con platos elaborados por el cocinero Javier Peña, participante en la última edición de Top Chef y la verdad resultó una excelente experiencia.

1.- Cebiche de corvina con kikos acompañado de Protos Verdejo 2013.

Cebiche. Protos

El vino de color amarillo con menisco alimonado. Nariz con aromas de flores y fruta blancas,  aporte tropical y notas anisadas. Boca freso, ligero y con un toque sutil de amargor final que lo hace adictivo, aunque no sea de mis vinos favoritos. Creo que debería marcar más la tipicidad de la verdejo y tienen materia y personal para conseguirlo.

2.- Brocheta en citronela de pollo y emulsioón de frutos rojos con Protos Barrica 2012

Piruleta de pollo. Protos

Vino color picota de capa media-alta. Lágrima ligeramente tintada. Notas en nariz de fruta negra y mermelada de fresa. Aportes lácteos y tostados. En boca tiene buena acidez, pero se muestra aún duro y con un tanino goloso que lo hace fácil de beber.

3.- Palominta de trucha con curry y salsa de yogur con Protos Crianza 2011

Palomita de trucha. Protos

Crianza de color picota y menisco ligeramente rubí. Lágrima fina y densa. Nariz con notas de mermelada de fruta negra, balsámicos, tostados, especiados y sutiles notas de verdor. Boca con buena acidez, taninos golosos y aporte frutal. Buen recorrido y promete buena proyección.

4.- Arroz meloso con setas, manitas de cerdo y leche de coco con Protos reserva 2010

Arroz meloso. Protos

Picota de capa media y menisco rubí. Nariz con buen aporte de mermelada de fruta roja, cacao, mentolados, elegantes lácteos y balsámicos. En boca muestra un buen ataque e intensidad. Ricos taninos. Goloso y con muy buena acidez. Excelene y con vida por delante.

5.- Sandwich de rabo de toro estofado deshuesado con Protos Gran Reserva Especial 1986

Rabo de toro. Protos

Gran reserva con un bonito color rubí y mensico anaranjado. Nariz con notas de buen buquet, carne cruda, apuntes de cáscara de naranja y guindas en licor. Toques animales, cueros. Boca con buena acidez. Equilibrado y con buen recorrido. Un vino muy bien hecho y muy disfrutable. De los que denomino «de trago largo».

Vinos del maridaje. Protos

El tunel del tiempo.

Después de recorrer galerías, cementerios de botellas, salas de crianza y  de disfrutar con vinos y viandas dimos un salto en el tiempo para aparecer dentro de la nueva bodega de Protos, enmarcada en el siglo XXI de la mano de  Richard Rogers y pasando de la roca y el ladrillo al cristal y la madera, de la robustez a la ligereza de formas, de la oscuridad a la luz, del pasado al futuro.

Bodega Protos exterior

La bodega, enmarcada en su entorno y cuyo elemento emblemático es su cubierta, está compuesta por cinco crujías abovedadas que imitan a barricas que nacen de la tierra. Ocupa 20.000 m2 y tiene capacidad para almacenar 3.500.000 botellas y 5.000 barricas contando con la última tecnología de seguimiento analítico para controlar la calidad de la uva en todo momento mediante rayos infrarrojos.

Nave de crianza Protos

El edificio, que se asienta sobre un zócalo triangular, ocupa la totalidad del solar. Las cinco bóvedas parabólicas entrelazadas que descansan sobre grandes arcos de madera laminada se han revestido de piezas cerámicas de gran formato para crear una estructura articulada ligera y creando una forma modular.

Madera y cristal. Protos

Tal vez faltase el acercarse a ver lo que, para mí, es el alma de todas las bodegas: su viñedo, y en concreto, la viña de la Finca El Grajo Viejo. Conocerla, pisar su suelo, tocar su tierra o acariciar en la viña las arrugas marcadas por el tiempo. Espero volver a Protos y tener la oportunidad y el placer de conocer esa parte tan importante e imprescindible.

La compañía

Siempre se recuerdan las visitas, a parte de por la espectacularidad o la singularidad de lo visto, por la compañía y, en este caso, el poder conocer al staff de Protos, jóven, dinámico, profesional y con futuro y  poner nombre a blogueros que sigo y admiro desde hace mucho tiempo, hablar con ellos y compartir la experiencia hace que quede un grato y entrañable recuerdo en la memoria.

Photocool Protos

Fue realmente un placer: Fernando Villaba, Eduardo y María, Álavaro Cerrada, Juan Burgos, José Luis Martínez Díaz, Rafael Rincón, Paco Becerro, J. Ricardo, Rafa Tobar, Vicente González, Mavi, Lola y David Vázquez

El Lunes de aguas o la vuelta del Padre Putas

El Lunes de aguas o la vuelta del Padre Putas

¡Qué nadie se escandalice que no voy ha tocar temas escabrosos!

Casi todos los años actualizo esta entrada para dar a conocer una buena costumbre que mantenemos los charros de este lado del charco, y de la que participamos no sólo aquellos que seguimos en Salamanca, sino los que se encuentran a lo largo y ancho de este mundo.

El lunes que viene, día 28,  celebraremos en Salamanca lo que mundialmente es conocido como el Lunes de Aguas, tradición cuyos orígenes se remontan al siglo XVI cuando el rey Felipe II dicta unas ordenanzas según las cuales las prostitutas que habitaban en la Casa de la Mancebía local debían de ser trasladadas, durante la Cuaresma, fuera de la ciudad, para que los hombres, sin la presencia de la «tentación», evitasen caer en el pecado de la lujuria.

A partir del Miércoles de Ceniza dichas meretrices eran trasladadas al otro lado del río Tormes. Hasta el primer lunes después del de Pascua permanecían bajo la custodia del Padre Putas (clérigo encargado de vigilar, cuidar y atender a las prostitutas). En esta fecha éste las conducía de vuelta a la ciudad, vitoreado por una multitud de estudiantes que no ahorraban en hornazo -que ya cuenta con marca de garantía-, bebida y bailes para celebrar la llegada de estas cortesanas con una fiesta en las riberas del Tormes y barcas engalanadas.

En este día la ciudad queda vacía y solemos reunirnos con amigos y familiares en el campo, parques o jardines para degustar tamaña exquisitez -no exenta de riesgos para aquellos que arrastran problemas con el colesterol, ¡pero qué coño, un día es un día!-.

Pero claro el hornazo no puede tomarse sólo y se debe acompañar de buenos vinos que hagan justicia a las «tajadas» de lomo, chorizo, jamón, huevo,… , y yo les recomendaría cualquiera de los buenos vinos que se elaboran en las zonas de Sierra de Salamanca o Las Arribes elaborados con las variedades autóctonas rufete, juan garcía o bruñal para terminar un buen Lunes de Aguas.

¡Qué disfruten!

De fiesta, anis y torero

Bueno pues después del revuelo que se produjo con la vuelta a los ruedos de José Tomás en la Monumental de Barcelona, se me viene a la cabeza la figura de Rafael González Madrid, Machaquito, torero nacido en Córdoba el 2 de enero de 1880.
Toma la alternativa el 16 de septiembre de 1900 en la última alternativa del s. XIX, habiendo inaugurado el coso de Sanlúcar de Barrameda en la temporada de 1899 -más unión entre toros y el vino no podía haber-, y se retira el 13 de septiembre de 1913.
Y todo esto viene a cuento de una bebida espirituosa que a mí me encanta y que suelo tomar después de las comidas con un cubito de hielo -no con agua, la llamada «palomita»- y que según nuestro médico actúa de digestivo natural.
Sí ya se, la gente se impacienta.
Estamos hablando de anís Machaquito, elaborado en Rute (Córdoba).
Este anís, según reza en su ficha es un «Producto elaborado en frío con aceites esenciales de matalahuga natural en grano (obtenidos después de destilarla en nuestros laboratorios), agua, alcohol destilado y azúcar, con 35º de alcohol. Se aconseja tomarlo solo o con hielo, en copa corta o vaso largo. Ideal para después de cada comida, con postres, café y acompañando repostería dulce.«
Y doy fé de los beneficios saludables que tiene, aunque dejaré para otro día la historia del anís del Mono, que no tiene que ver con tal simio, sino con el Pueblo de Monovar (Mono-var) y de la epidemia de cólera que tuvo lugar.
¿Intrigados? pues a esperar el próximo capítulo.

De lecturas terminadas y blancos estivales



Como recomendación para aquellos que estén dudando qué libro leer a lo largo del verano acabo de terminar «La Catedral del Mar» de Ildefonso Falcones centrado en la Barcelona medival y teniendo como eje central la construcción de Santa María del Mar.

La verdad es que el libro cuenta con todos los ingredientes para enganchar desde el principio: intriga, pasión, excelente encuadre histórico y un buen ritmo narrativo realizado por Ildefonso Falcones que logra no sólo captar al lector sino crear un deseo por conocer los escenarios dónde tiene lugar el desarrollo de la novela.

Y como no solo de libros vive el hombre las 669 páginas animan a que el texto sea acompañado, en este caso, con dos buenos vinos blancos: Un albariño Maestro Mateo Tradición 2006 elaborado por Grandes Vinos de Galicia muy bien presentado con botella prácticamente negra troncocónica -tal vez a mejorar el corcho- de las que se elaboran 6.000 unidades.
Se muestra amarillo con menisco dorado, nariz marcada por las notas de flores blancas, cítricas, ligeros minerales y de fruta blanca, con un paso de boca untuoso, elegante, con buena acidez y recorrido. Si al principio se mostró huraño en nariz muestra una buena evolución de un día para otro, reafirmándome en que los albariños están mejor de una añada para otra.

El segundo de los vinos probados fue un blanco de Rueda elaborado con verdejo, Marqués de Irún que se muestra amarillo pajizo, limpio y brillante, con una nariz marcada por las notas a heno, maracuyá, pera y ligeros minerales. En boca muestra buena acidez, untuoso y con una amargosidad elegante.
Bueno y de momento, preparando el acopio veraniego porque la playa nos espera en breve y es malo pasar sed.

Hoy, un buen libro con un buen vino.

Al menos a mí me ha encantado, El ladrón de tumbas, de Antonio Cabanas, ambientado en el Egipto de Ramsés III y recreando la sociedad y la cultura de una civilización junto con una historia de amor que hace que el lector -menda- se embebiera en el libro hasta casi leerlo de un trión.
Pero claro junto a un buen libro, siempre debe acompañar un buen vino, y en este caso si que os recomiendo un vino elaborado por José Carlos Martín Sánchez con rufete y tempranillo, Zamayón 2006, de Santibañez de la Sierra (Salamanca) y acogido a la denominación de Vinos de la Tierra de Castilla y León.

Cata:
Picota de capa media con menisco cardenalicio. Notas de fruta roja y minerales. Equilibrado, con volumen, buena acidez y de mediana intensidad. Incita a seguir tomándolo y a seguir… leyendo.

Afortunadamente empezamos a disfrutar de vinos elaborados en Salamanca bien hechos y con buena materia prima, algo que nos alegra los sentidos.