por elbaranda | Mar 17, 2013 | fermentado en barrica, graciano, Maceraciones, Rioja, tempranillo, Vinos
La verdad es que hay catas a las que tienes ganas por algo en especial y ésta era una de ellas ya que tenía pendiente el saludar en persona a Abel y Maite después de que recibieran una llamada de teléfono desde Salamanca -de esto hará al menos 9 años- para pedirles unas cajas de su Abel Mendoza Selección Personal 2000, algo que les debió de resultar tan extraño que se acercaron para conocer al enochalado que en aquellos tiempos había apostado por sus vinos en un lugar tan recóndito, vinicolamente hablando.
Lamentablemente me fue imposible saludarlos cuando visitaron el restaurante familiar y no podía dejar pasar esta ocasión en su visita a Salamanca gracias a su nuevo distribuidor Julio González y disfrutar de su compañía y de sus vinos en La Vinoteca. Añadir que aún conservo algunas botellas de ese SP 2000 y añado sus comentarios de cata a este post.

Hombre hecho a sí mismo y teniendo la responsabilidad de dirigir la bodega familiar desde temprana edad no cabe duda de que ha sabido plasmar en sus vinos un carácter personal huyendo de modas e influencias externas marcadas por el mercado o las críticas que hubieran tenido como consecuencia la pérdida de su propia personalidad cayendo en lo que hoy algunos llaman la «homogeneidad» en el mundo del vino, algo que agradecemos los aficionados.
Su máxima es que el terruño «hable», que se expresen las castas y que sus vinos se alejen de todo contacto «extraño» no aportado por la tierra, la vid y el clima. Son vinos, en mi opinión, que necesitan tiempo para expresarse y su tiempo para disfrutarse. Y para muestra, dejemos hablar a sus vinos.
Los vinos.
1.- Tempranillo Blanco 2011.


Elaborado con la variedad tempranillo blanco y con una crianza de 5 meses en barrica nueva de roble francés. 13% vol.
Cata:
Amarillo con menisco alimonado, reflejos metálicos. Lágrima fina y lenta. Limpio y brillante. En nariz aportes de tostados y vainillas con un punto de hueso de fruta amarilla, notas minerales (tiza), florales. En boca presenta una buena acidez, se muestra goloso, untuoso con una punta ligeramente anisada, y ligeras sensaciones de mantequilla, largo, y con notas ahumadas.
2.- Malvasía 2011.


100% malvasía.
Cata:
Muestra una tonalidad menos intesa que el tempranillo manteniendo las notas amarillas y ribete alimonado. Lágrima fina y lenta. En nariz notas minerales (caliza), fruta amarilla, toques de flores blancas y punta cítrica. Ligeros toques de frutos secos y amielados. Equilibrado en boca, goloso y largo con una retronasal marcada por las notas de fruta amarilla y amieladas.
3.- Jarrarte 2012 Maceración carbónica.


Tempranillo. 13,8%
Cata:
Precioso color picota con menisco violeta que nos indica su juventud. Lárima fina y densa que tinta ligeramente la copa. En nariz notas de violetas, fresa, punto ligeramente vegetal que no molesta y le da frescor. En boca muestra un correcta acidez, ligeramente astringente y pelín secante debido al tanino (sensación de piel de castaña).
4.- Jarrarte Cr. 2008.


Tempranillo. Crianza de 12 meses en barricas seminuevas. 13,5%
Cata:
Picota de capa media y menisco con tonalidades que van del granate al carmesí. Lágrima fina y lenta. Nariz marcada por el predominio de la fruta negra, apuntes balsámicos y notas minerales, junto con ligeros aportes florales. En boca se muestra redondo, con una retronasal en el que destacan notas de chocolate y con buena acidez.
5.- Selección 2010.


12 meses en barrica nueva francesa
Cata:
En vista picota de capa media y menisco carmesí. Lágrima fina ligeramente tintada. Limpio. En nariz predominio de la fruta negra, apuntes balsámicos y tostados. En boca muestra buen ataque y acidez con una retronasal marcada por las notas de la fruta negra, balsámicos (chocolate) y punta de mentolados. Equilibrio acidez-alcohol.
6.- Tempranillo Grano a Grano 2010


Cata:
Picota de capa media-alta. Notas lácteas, fruta negra y balsámicos. En boca mantiene la buena acidez de sus hermanos con un tanino goloso, pelín secante, buen ataque y con buen cuerpo y estructura que lo hacen pronosticar una buena proyección.
7.- Graciano Grano a Grano 2010.

18 meses en barrica nueva.
Cata:
Picota de capa media-alta con menisco violáceo con lágrima fina y densa. Nariz con notas de café, torrefactos, fruta negra, apuntes balsámicos y terrosos, y punta cítricas. Notas ahumadas y ligeras notas de madera nueva. Buena acidez en boca con un tanino «pelín» secante pero goloso. Largo y con buena estructura que nos indican un buena evolución en el tiempo.
8.- Abel Mendoza Selección 2000

100% tempranillo. 13,5%.
Cata:
La última vez que lo caté fue el 9-9-2008, dejando ficha en Verema, y la verdad es que con el tiempo que ha pasado aún está vivo y muy disfrutable.
En vista muestra un color guinda con evolución en el borde hacia notas marronáceas y tejas. Lágrima fina y densa. Nariz compleja con notas iniciales de reducción -como no podía ser de otra forma- que dan paso a apuntes de cueros, punta de cáscara de naranja, notas terrosas y minerales, sutiles cacaos y ahumados. Buen buquet.
En boca mantiene una correcta acidez y golosa tanicidad. Sedoso, envolvente y aún con cuerpo y buena estructura. De buen recorrido y largo en el que la retronasal nos devuelve sensaciones terciarias (cuero), notas de cassis, cacaos y ligeros ahumados que terminan en una sensación de ligero amargor que lo hace muy agradable.
Conclusiones:
Vinos con personalidad marcada que van avisando de su potencia desde sus inicios visuales con notas cromáticas brillantes, limpias y muy agradables. Son, como digo, vinos con potencia, pero no agresivos. Necesitan tiempo para expresarnos todo lo que llevan dentro, sobre todo los Grano a Grano y el SP -¡si son 2010!- pero en los que ya se disfruta de su complejidad aromática, de su buena estructura y de una acidez que se encuentra muy bien equilibrada con el alcohol haciéndolos frescos y nada pesados.
Lo que empezó siendo una presentación de vinos no tardó en convertirse en una reunión de amigos en torno a un trabajo bien hecho por Abel y Maite, y sólo espero que no tengan que pasar tantos años para poder echaros unas risas junto a una copa de buen vino.
¡Salud!
por elbaranda | Mar 3, 2013 | garnacha, graciano, mazuela, Rioja, tempranillo, Vinos
La verdad es que cualquier excusa es buena para organziar una cata, pero en esta había una de peso: llevamos un año en el que nos reunimos una vez al mes en La cocina de Toño, tras el cierre de El Candil, y esta continuidad del grupo había que celebrarla. Para ello nada mejor que catar riojas «clásicos» de los años 60, 64 y 70, con adhesiones de un blanco del 68 y un tinto del 89, aunque hubo ciertas decepciones debido a los «cadáveres» que nos fuimos encontrando por el camino.

Los vinos se mantuvieron al menos 72h en posición vertical para que los depósitos se mantuvieran en el fondo de la botella y fueron decantados antes de servirse con el fín de evitar los citados resíduos.
Los vinos:
1.- Ygay Murrieta blanco 1968

Aportado por Juan Antonio. Según la información de la bodega para los blancos de la época, igual que para los tintos, había un tiempo previo a la crianza en barrica en depósito de aproximadamente un año. Las crianzas en barricas podían ser de aproximadamente 100 meses, mientras que el porcentaje de variedades se situaba en torno al 95% de viura y un 5% de malvasía.
Cata:

El vino presenta un bonito color miel, limpio. A pesar de que al inicio en nariz muestra aromas no francos, con la aireación van dando paso a notas de tabaco de pipa, acacia, saúco y caremlo, puntas de cáscara de naranja, frutos secos, miel, notas sutiles de melocotón y apuntes de panadería. En boca mantiene una buena -y sorprendente- acidez, notas de brandy y azucar quemado (ajerezado).
2.- Marqués de Murrieta Reserva 1960.

Elaborado con un 69% de tempranillo, 13% de garnacha, 13% de mazuelo y un 5% de graciano.
Las uvas de esta vendimia dieron en La Rioja unos vinos muy relevantes a pesar de ser calificada tan sólo como BUENA por el Consejo Regulador de D.O.Ca. Rioja.
La crianza de este vino fue realizada en depósitos en sus 6 primeros meses. Los cuatro años siguientes estuvo en barricas de edad media para pasar después a barricas muy viejas que lo mantuvieron casi 22 años más en lenta evolución de su crianza. El resto del tiempo corresponde a botella.
El aroma, muy desarrollado en la botella, así como su sabor muy variado en matices sumamente atractivos, prestan a este vino, de buen nivel de color y claras tonalidades teja, una conjunción, elegancia y finura de gran puntuación.
Es previsible que en la botella pueda mantenerse seguro de sí mismo durante varios años en curva de lento ascenso. Finca Ygay, Junio de 1990.
Cata:

De tonalidad rubí con capa media baja y menisco atejado-anaranjado En nariz notas predominantemente terciarias de pelo, cuero, notas terrosas, tabaco de pipa, té e incienso. En boca se muestra «cítrico» con buena acidez, carnoso, con un retrogusto de madera de «sacristía» y dátiles.
3.- Bodegas Bilbaínas Vendimia Especial 1964.

Lamentablemente no le debió de sentar nada bien el viaje y, a pesar de no tener fugas en la cápsula y sólo obsevar una ligera merma de líquido, pertenece al mundo de los «muertos». Una vez quitada a cápsula se observa que hubo contacto con el vino. Muestra un color totalmente opaco, marronáceo y aromas a breva madura, «Bobril», no muy agradables. Lástima.


4.- Monte Real Gran Reserva 1964
Elaborado con la técnica de maceración carbónica y después envejecido en barrica.

Cata:
De color guinda con tonalidades rubíes y menisco atejado. A pesar de haber sido decantado un poco antes del servicio mantiene aún notas de reducción que desaparecen y dan paso a notas de almizcle, cuero, tabaco, carne cruda, cáscara de naranja, apuntes balsámicos y guindas en licor. En boca muestra buena acidez con un tanino aún secante, pero con una punta de golosidad. Muestra buena estructura y excelente buquet que lo hacen largo, envolvente y muy agradable.
Aunque fue uno de los vinos que disfrutamos en la cata de Monte Real en septiembre del 2010 sigue estando plenamente disfrutable y aunque se nota que ha perdido parte de las notas frutales que observamos hace casi dos años y medio, sigue manteniendo una punta de notas de fruta roja y naranja sanguina. Realmente excelente.
5.- Glorioso Reserva 1970

100% tempranillo. 13% vol.
Elaboración:
Las uvas se despalillaron y maceraron posteriormente en frío. El mosto fermentó a temperatura controlada y se crió en barrica bordelesa de roble francés con un tostado medio de 225 L durante 18 meses. Permaneció en botella durante 18 meses en bodega antes de su comercialización.


Cata:
Lamentablemente fue otra de las bajas de la noche. Corcho práctitamente desecho, con fugas, pero que no se observan en la cápsula y apesar de tener cierta transparencia a contraluz se muestra con un color marrón evolucionado «Quina Santa Catalina», con síntomas de oxidación, notas de carne cruda y en boca totalmente acuoso, sin nervio ni estructura. Se rezó por su alma, y eso de que no hay quinto malo…

6.- Monte Real Gran Reserva 1970
Nos esperaba el último vino de los históricos y realmente no defraudó. También formó parte de la cata de los Monte Real del 2010 y hay que descubrirse ante un vino aún vivo, con estructura y vida por delante.

Cata:
De color rubí con notas ambarino-yodadas en el menisco. De capa baja. Notas de guindas en licor, carne cruda, teja húmeda, tabaco, cacao, pétalos de rosa seca, aún complejo. En boca muestra una buena acidez, sedoso, sin aristas, largo y envolvente. Excelente para dejar un buen sabor de boca.
7.- Carlos Serres Gran Reserva 1984
Aportado por César fue realmente una grata sorpresa. Con un color rubí con menisco atejado y capa baja. Notas de guindas en licor, cáscara de naranja, tabaco, cueros y apuntes de fruta roja. Boca con buena acidez, tanino golos y redondo. Si a eso le unimos una muy buena RCP, pues no le ponemos ningún pero. Agradable y disfrutable.
Conclusiones:
La verdad es que, como decía al principio, cada botella es un mundo, pero dejando a parte los «finados» y centrándonos en los vinos con los que más se disfrutó y que más juego dieron no cabe duda de que el Marqués de Murrieta 68 sorprendió a propios y extraños, aunque en un inicio hubo dudas de su nitidez olfativa que fue disipándose a lo largo de la cata. Vino con «chicha» y una acidez que aún lo hace fresco.
De entre los tintos brillaron y fueron evolucionando -que no decayendo- de inicio a fin de la cata el Marqués de Murrieta del 60 que fue claramente de menos a más y los dos Monte Real, reserva 64 y gran reserva 70. Si bien se observa que el aporte de la fruta va dejando paso -parece mentira que estemos hablando de esto en un vino de casi 50 años- a notas terciarias, son vinos con un complejo y delicado bouquet que los hacen elegantes, largos y sedosos en boca en el que aún se nota cierto aporte tánico.

Y como colofón el equipo de La cocina de Toño -esta vez con Sergio al frente- nos deleitó con un excelente menú del que destacaría una «Deconstrucción de Zurrukutuna» y una Carrillera ibérica estofada al vino tinto con parmentier de patata trufada que realmente quitaba el sentío y de los que os dejo estas muestras para que acabéis salivando:


Y ahora, por favor, no me hablen todos juntos y vayan opinando uno a uno que hay sitio y tiempo para todos 😉
por elbaranda | Ene 20, 2013 | graciano, mazuela, Reflexión, Rioja, tempranillo, Vinos
La verdad es que si miramos por el revisor en nuestra hitoria vinícola, somos unos bebés en relación con nuestros vecinos franceses y no sólo en el ámbito de la cantidad, sino sobre todo, de la calidad. Hemos recorrido un camino, quizás, demasiado rápido, con demasiados cambios en poco tiempo, con demasiadas influencias externas que han evitado el econtrar un estilo propio, no en el conjunto de la viticultura española -algo imposible si partimos de la existencia de claras diferencias en clima, suelo, castas…-, sino dentro de cada una de las zonas vinícolas en las que se divide nuestro país, observando incluso como dentro de una propia bodega pueden existir tendencias distintas y contradictorias.
Hemos pasado por un tiempo oscuro similar al románico en el arte, en el que los buenos haceres quedaban reducidos a pequeños «conventos» en zonas como La Rioja y sobre todo, el Marco de Jerez, lugares en los que la sabiduría de los clásicos había quedado recluida y reducida a sus propios muros. Con el devenir de los tiempos las tendenicas evolucionan y pasamos del oscurantismo a ligeros atisbos de luz que no hacen sino dar palos de ciego. Y así vamos del arco de medio punto al flamígero sin solución de continuidad, de la sobrecarga de la madera a la sobre-extracción de la fruta, y en las últimas tendencias, a una sobresaturación olfativa y a una excesiva acidez que en el disfrute del vino, terminan ahí, dejando a la boca totalmente huérfana de sensaciones.
Siempre nos quedará Picles con el fin de no perder de vista una arqutectura clara, sencilla y armónica, al igual que siempre nos quedrá el disfrutar de vinos que llevan la máxima griega «μηδὲν ἄγαν», el nada en demasía, el buscar el equilibrio. Algo tan simple y a la vez tan complejo y que sólo encuentro en los grandes vinos de El Marco, en los «clásicos» de La Rioja y en Borgoñas que han cuidado y defendido su forma de ser a pesar de las presiones externas.
Está claro que las modas se repiten y que tras arriesgadas apuestas siempre se vuelve a la influencia de Balenciaga o Valentino, pero con lo que no comulgo es con intentar combinar azul y verde por mucho que se empeñe Agatha Ruiz de la Prada, porque sólo verlo «muerde», aunque he de confesar que no le queda nada mal al maestro Chicote.

Marqués de Riscal GR 2001 150 aniversario. Bodegas Marqués de Riscal.
Elaborado con las uvas propias de la zona riojana: tempranillo, graciano y mazuelo, de viñedos de más de 30 años y con una crianza de 30 meses en barrica de roble y 3 años en botella antes de salir al mercado. 14% vol. D.O.C. Rioja.
Presenta en vista un bonito color picota de capa media y con menisco rubí. Lágrima fina. Limpio. En nariz y a copa parada apunta notas de chocolate, cueros y frutas negras, café, ligeros animales. En agitación apuntes de fruta roja, notas terrosas, elegantes tostados, notas balsámicas y apuntes de naranja sanguina. Canela, sutiles mentolados y notas especiadas. En boca muestra una buena acidez y excelente ataque. Taninos pulidos y a la vez golosos. Largo, sedoso, untuoso, con cuerpo y excelente estructura. Retronasal marcada por las notas olfativas. Realmente adictivo.
por elbaranda | Sep 27, 2012 | graciano, Rioja, tempranillo, Vinos
Después de catar hace unos días un excelente Contino reserva 2001 tenía pendiente de probar a su hermano mayor -si es que en este tipo de vino hay categorías- en una complicada añada como la 2003.

Si hay un momento en los que se demuestra el buen hacer de un enólogo no es ante la facilidad de una buena añada, sino ante la complejidad de una añada como la 2003, clasificada por la DO como buena y, que si lo traducimos a román paladín, fue cuanto menos mediocre debido a las altas temperaturas de finales de julio y mediados de agosto, llegándose a alcanzar los 40º y provocando en la planta un estrés severo que influye en el proceso de maduración de la uva.
Elaborado con un 80% de tempranillo y un 20% de graciano, el vino tiene una crianza de 16 meses en barrica (70% roble nuevo francés, 20% americano y 10% húngaro) y una graduación de 14,4% vol.
Cata:
Rubí de capa media y con menisco ligeramente atejado. Limpio.
En nariz inicios de fruta roja y negra, notas de chocolate y ese «deje» láceo que siempre aparace en los Continos, ligeros tostados, cáscara de naranja, monte bajo y hojarasca, cueros y mentolados. Excelente buquet.
En boca muestra muy buena acidez. Fresco y de buen recorrido. Sedosos. Retronasal marcada por las notas frutales y tostados junto con apuntes de chocolate.
Elegante de inicio a fín. Un gran vino elaborado por un gran enólogo en una añada complicada. Muy disfrutable.
por elbaranda | Sep 6, 2012 | graciano, mazuela, Rioja, tempranillo, Vinos

Para poneros en antecedentes y por lo menos romper el hielo creo que nada mejor que dar unas pinceladas de la bodega Viñedos del Contino, aunque si queréis indagar no tenéis más que visitar su web:
Nace en 1973 con la concepción de ser el primer «chateau» de La Rioja de la mano de Bodegas CVNE y la familia propietaria de la finca. La bodega toma el nombre de Contino de Pedro de Samaniego, oficial del cuerpo de la Guardia Real y al que los Reyes Católicos otorgaron el castillo de Assa y la propiedad contigua de Laserna. La distinción de Contino se concedía a cada uno de los cien soldados que velaban de «continuo» por el rey y su familia.
En la actualidad su «alma» y enólogo es Jesús Madrazo, gran profesional y mejor persona, al que tengo el placer de conocer y que mantiene la filosofía de hacer vinos con personalidad, de terruño y con las castas propias de La Rioja.
Los vinos de Viñedos del Contino se obtienen exclusivamente de las cepas existentes en sus 62 Ha. situadas en un meandro del Ebro en Laserna de las que 50 Ha. son de la variedad tempranillo, 7 de la variedad graciano y 3 de mazuela y garnacha. El «coupage» clásico riojano. Una edad media de 22 años aunque también se encuentran cepas con más de 60.

Para Jesús Madrazo la del 2001 fue una de las mejores añadas de Contino. «Tras un otoño e invierno lluviosos hubo ligeras heladas a finales de febrero y una precipitación total de 392mm/m2. Las lluvias fueron escasas y bien repartidas dando lugar a un año muy productivo pero también con calidad. Se elaboraron 232.000 botellas de 75 cl. y 1000 botellas mágnum. Se embotelló en Julio de 2004 con una acidez en tartárico de 5,1 y un pH de 3.52» (Verema)
El vino que hemos disfrutado, porque más que una cata ha sido un disfrute, es un reserva del año 2001 elaborado con la mezcla tradicional de tempranillo, graciano y mazuela, y con 13,5% de vol.
De color rubí con menisco ligeramente atejado, limpio y brillante, y con una lágrima fina y lenta. Realmente precioso aún en esa tonalidad en el ribete que va anunciando ya el paso del tiempo en el vino.
En nariz presenta notas iniciales de reducción que desaparecen en aireación y empiezan a despertar las notas de un vino en el que más que descubrir aromas muestra su buquet de complejidad y elegancia ganado en el tiempo. Predominio de notas terciarias, cueros, tabaco, vainillas o alacena se intercalan con aromas de notas terrosas, fruta roja en licor, cacao y cáscara de naranja. Buquet, buquet y buquet.
En boca se muestra sedoso con una buena acidez, estructura y recorrido, largo, equilibrado y elegante, con una retronasal marcada por las notas terciaras y ligeros apuntes de cacao con un deje de amargor final que no molesta, al contrario, incita a seguir disfrutando.
Realmente un señor vino.
Fotos del autor y de Viñedos de Contino
por elbaranda | Ago 30, 2012 | Cigales, D.O. Toro, juan garcía, Las Arribes, Ribera del Duero, Rioja, tempranillo, V.T. Zamora, Vinos
La verdad es que no hay nada como que un buen amigo toque generala para invitarnos a disfrutar de una cata ciega de tempranillos 2004-2005 en plena canícula veraniega para asistir más que encantados cual llamada del flautista de Hamelin.
Y dicho y hecho. Fuimos enfrentando nuestra vista, olfato y gusto al ejercicio de desentrañar qué vino podía ser, de qué zona, añada y bodega, claro que a lo más que nos acercamos -al menos yo- fue a la zona de algunos y ¡gracias a Dios que la uva ya nos la sabíamos!. ¡No hay mejor cura de humildad para bodegas y catadores que una cata ciega!.
Pero vamos a ir comentando cada uno de los vinos en cuestión y descubriendo las etiquetas para que no acabéis de comeros las uñas y terminar con los muñones de los dedos ¡qué os conozco!.
Vino nº 1:
Picota de capa media. Lágrima fina y densa. Notas de reducción y volátil. En aireación empieza a desplegar aormas terciarios: cueros, cáscara de naranja, almizcle. Notas de regaliz y minerales. En boca presenta una buena acidez mostrándose fresco, goloso y un pelín secante.
Según va evolucionando la cata muestra una clara disminución de cualidades e intensidad.
Vino nº 2:
Rubí de menisco atejado. Lágarima viva y fina. Capa baja. En nariz notas especiadas con un punto de carne cruda, retama, frutas rojas en licor y cáscara de naranja. Ligeros lácteos, torrefactos y tostados. En boca se muestra fresco, con buena acidez y largo recorrido. Buena estructura, ligeramente licoroso y envolvente.
Vino nº 3:
De color rubí con menisco atejado. Lágrima fina y viva. En nariz notas de yodo, fruta roja en licor, tostados, mentolados y regaliz (pastilla de Juanola). En boca se muestra equilibrado, sedoso, fresco, con buena estructura y envolvente. Largo.
Vino nº 4:
Picota de capa media. Se muestra en nariz un poco cerrado. Aireado nos ofrece aromas lácteos, fruta roja, notas de caramelo, vainillas y balsámicos. Una boca ligeramente astringente y pelín tánica. Buena acidez, goloso.
A lo largo de la cata le cuesta abrirse aunque evoluciona a mejor con notas de torrafactos cacaos y bombón.
Vino nº 5:
Picota de capa media. Lágrima fina. En nariz muestra inicialmente ligeros verdores y tostados. Cerrado. A lo largo de la cata evoluciona dando aromas de fruta roja, punto lácteo, tostados, café y notas de cuero. En boca muestra una buena acidez y pelín secante con notas astringentes. Buena estructura pero le falta aún botella.
Vino nº 6:
Rubí con menisco ligeramente atejado. En nariz notas balsámicas, algo de caucho, tostados. Almizcle y fruta roja licorosa. De corta intensidad olfativa. En boca se muestra secante con esa sensación de piel de castaña.
Vino nº 7:
Picota de capa media. Lágrima fina y viva. Notas de reducción. Necesita aireación. Ligeros apuntes de humedad. A lo largo de la cata evolucionará con notas de fruta negra, tostados y torrefactos. Notas de sobremaduración. En boca muestra una justa acidez, cálido, goloso y pesado.
Los vinos al descubierto.
Vino nº 1: Pesquera Crianza 2004. Bodegas Pesquera. DO Ribera del Duero.
Vino nº 2: Carlos Serres Gran Reserva 2004. Bodegas Carlos Serres. DOC Rioja.

Vino nº 3: Caecus Crianza 2004. Bodega Pago de Larrea. DOC. Rioja.

Vino nº 4: Cenit 2004. Bodegas Cenit. V.T. Zamora.

Vino nº 5: Sinforiano 2005. 14,9%. Sinforiano Bodegas. DO Cigales.

Vino nº 6: Mesopotamia 2005. 100% Juan García. 13,5%. Bodegas y Viñedos Entre Ríos. DO Arribes.

Vino nº 7: Novellum 2004. Tinta de Toro. Bodegas Rejadorada. DO Toro.

Conclusiones:
Pesonalmente los vinos con los que más disfruté fueron con Carlos Serres GR 2004 -todo un descubrimiento para mí, además de tener una muy buena RCP para los que quieren iniciarse ante un Rioja «clásico»-, Caecus Cr. 2004 y Sinforiano 2004 -aunque como comento, le falta botella, pero muestra buenas hechuras-.
En un segundo grupo estarían Cenit 2004, cuyo exceso de madera y su escasa evolución a lo largo de la cata -al menos hasta que yo me fuí- lo penalizan; Pesquera Cr. 2004 -me defraudó, esperaba más de este vino y más en esa añada-; Mesopotamia 2005 y Novellum 2004 -vino que siempre que lo he probado me ha gustado, pero que esta vez no dió la talla, tal vez por problemas de botella-.
Disfrutamos y como siempre, y quizás más importante, seguimos aprendiendo.
Si junto al disfrute de la cata le añadimos unas lascas de queso de oveja de Monleón, cecina de vacuno, jamón ibérico, una empanada de dátiles con bacon y la buena compañía, no podemos pedirle más a la jornada.
Comentarios del personal